¡Ay, virgencita chula! Visita a la Basílica este 12 de diciembre

La tarde noche del 11 de diciembre, la calzada de Tlalpan se convirtió en una vereda que tenía como fin el Cerro del Tepeyac. Centenares de peregrinos emprendieron desde temprano el trayecto hacia la Basílica de Guadalupe; algunos a pie, otros en bicicleta y muchos más en camionetas adornadas. El objetivo era llegar a la media noche para cantar las mañanitas a la Virgen y agradecer los favores concedidos en el año.

dsc_0059

A la altura de la estación del tren ligero Xotepingo, una señora se acercó a los caminantes para regalar un pequeño paquete de galletas, algunos gustosos lo aceptaron, otros agradecieron el gesto y siguieron su camino. A pesar de que a lo largo del trayecto recolectaron víveres, los viajeros estaban conscientes de que eran miles de personas las que se dirigían hacia la Villa, así que prefirieron dejar la comida o el agua para quienes realmente lo necesitaban.

La mayoría de los feligreses que caminaron a la Basílica eran en su mayoría jóvenes, algunos de ellos iban en grupos que hicieron el viaje más entretenido: portaban una lata de cerveza en la mano y en la otra un cuadro con la imagen de la Virgen. El aniversario 485 de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac fue un motivo de festejo para todos los mexicanos.

dsc_0063

Puede sonar muy disparatado, pero lo sucedido en las calles de la Ciudad, la madrugada del 12 de diciembre, es el verdadero festejo mexicano. Es un momento donde hubo comunión, donde los barrios salieron a adornar la Virgen que cuida la cuadra. Los “cuetes” no dejaron de retumbar en el cielo como señal de que la madre de los mexicanos cumplió un año más de vida.

Es parte de la cultura popular. En el mismo lugar donde minutos antes estuvo un padre ofreciendo misa, un grupo norteño interpretó “Los Dos Amigos" de los Cadetes de Linares, una historia de asesinato y robo que va en contra de los mandamientos de Dios.

dsc_0039

Al momento de presenciar las calles aledañas de la Villa, decenas de feligreses se encontraban cobijados, y muchos ya se marchaban a las estaciones del metro cercanas para volver a casa. El cansancio era notorio, los rostros llenos de sudor, los pies destrozados por el largo camino recorrido, pero el alma estaba llena de fe.

Como en muchas ocasiones, el operativo destinado para proteger a los feligreses tuvo algunas fallas. En las puertas del atrio de la Calzada de Los Misterios, tenían un anuncio de “salida”. Un pequeño incidente sucedió en una de ellas: los policías dejaron pasar a un contingente de guadalupanos extranjeros, cosa que molestó a los asistentes. Un joven con un penacho de plumas negras, muy molesto exclamó:

“Por eso nos pisotean, por el malinchismo que existe”. El guía de los turistas regresó para insultarlo y hacer señas obscenas a la gente.

dsc_0088

Las autoridades de la delegación Gustavo A. Madero, no tuvieron una respuesta a esta clara muestra de preferencia hacia los visitantes extranjeros, a los güeros. Si bien, la religión y la fe no conoce de clase social, raza y demás prejuicios sociales, unos metros más adelante un grupo de personas entraron sin problema alguno por la salida, solo con mostrar un gafete. Al preguntarle a un oficial sobre la importancia de esa credencial, la respuesta fue: “vienen de una peregrinación”... una VIP, tal vez.

dsc_0101

Al llegar a la Calzada Guadalupe, un mar de gente caminaba con rapidez para llegar al atrio de la Basílica. Fue aquí donde los primeros peregrinos se desplazaron de rodillas para pagar la manda prometida. Fue una sensación muy extraña. A pesar de que sus piernas no respondían, su semblante era conmovedor, con un agradecimiento infinito al milagro concedido.

El atrio parecía un campo minado, entre personas dormidas, basura e imágenes de la Virgen de Guadalupe, los ritmos de tambores y cascabeles hacían vibrar a los danzantes vestidos con trajes prehispánicos que ofrendaban a la Morenita del Tepeyac. Los líderes de algunos grupos de baile coincidieron que no existe (o no conocen) la relación directa entre los bailes prehispánicos y Lupita. Sólo es en señal de agradecimiento.

dsc_0037

Los olores son algo muy importante en este festejo. El copal permea entre los asistentes, ese aroma que los ancestros heredaron a los rituales, sirvió para purificar a los danzantes y ofrecer a los cuatro vientos esta ceremonia. En otros puntos del atrio había personas ofreciendo mole con arroz para los hambrientos feligreses. La Basílica no daba respiro, estaba a reventar y para poder entrar era necesario esperar durante algunos minutos a que hubiera un hueco disponible.

Para el mediodía comenzó la tradicional bendición de las rosas, pocos fueron los afortunados de alcanzar lugar en las bancas para escuchar misa. Muchos optaron por ir directo a las bandas transportadoras que se encuentran a los pies de la Virgen. Fueron unos cuantos segundos para estar frente a la imagen, pero la gente aprovechó cada instante para hacer sus peticiones, agradecer las bendiciones y ofrecer una oración. Los rostros se llenaron de lágrimas, un semblante lleno de esperanza reinó entre los guadalupanos que se sintieron cubiertos por el manto divino.

dsc_0016

Se estima que más de 5 millones de fieles visitaron la Basílica de Guadalupe. Durante los últimos tres días, la policía federal implementó un operativo con el fin de que los peregrinos llegaran con bien a sus hogares. Otras dependencias como la Profeco, tuvieron un puesto de vigilancia para evitar irregularidades con los costos de artículos religiosos. Este esfuerzo conjunto realizado por las autoridades no se compara con la devoción que los fieles tienen hacia la virgencita.

A las afueras del recinto mariano, algunos jóvenes se encuentran inhalando solvente, otros fueron retirados del atrio por estar "chupando". Este acto de rebeldía hacia la institución no coarta la fe con la que se dirigen a Lupita. Ser guadalupano va más allá de la religión. Existen judíos devotos de la Morenita del Tepeyac, fue estandarte de la rebelión de independencia. Es el consuelo de ricos y pobres como planteó Octavio Paz.

En una época de incertidumbre y desolación, la fe es lo único que nos queda. No importa que sea un pedazo de tela de dudosa procedencia, el pueblo mexicano, históricamente, ha bosquejado sus propios héroes. La Virgen de Guadalupe es uno de ellos, otorga alivio y consuelo a todos por igual, ricos y pobres; conecta con el pasado y nuestra herencia prehispánica. Si nos quitan la libertad de creer, ¿qué va a ser de nosotros?

dsc_0047

¡Adiós a la reina del blues! Betsy Pecanins fallece a los 62 años

Nintendo despide el año con una sorpresa