#Avándaro909, a 50 años del mítico Festival de Rock y Ruedas en Avándaro
“Encueramiento, mariguaniza, degenere sexual, mugre, pelos, sangre, muerte”, fueron las palabras con las que el periódico Alarma describió el Festival de Rock y Ruedas que se llevó a cabo en Avándaro, el 11 de septiembre de 1971.
A 50 años del mítico festival, en Ibero 90.9 realizamos el especial #Avándaro909, advenimiento y caída del rock en México para hablar de lo que no fue Avándaro y de lo que realmente se vivió.
Daniel Maldonado, conductor del “Impala”, se encargó de desmenuzar lo que no fue Avándaro, de la mano de nuestros invitados especiales como el historiador Héctor Bravo, quien se encuentra escribiendo su tesis doctoral sobre el Festival Avándaro, para el Colegio de México:
“Los jóvenes estaban tomando las palestras públicas [...] Avándaro fue una máxima expresión del rock y una máxima expresión de la libertad de los jóvenes no politizados” en un momento en el que “era dificilísimo hasta poner un café rockanrolero, había que pagarle a muchas personas; no había cabida para este tipo de espacios”, comentó Héctor Bravo.
El historiador agregó que “luego de la matanza del ‘68 y el Halconazo, Avándaro fue el momento en que el Estado, el PRI, aprendió que los rockanroleros no eran tan peligrosos como los politizados, los que buscaban cambiar al sistema a quienes sí reprimió de manera salvaje, a quienes torturó y desapareció”.
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Andrés Sánchez Juárez, quien conduce “El Visisonor” en Ibero 90.9, nos contó que en ese momento él tenía 14 años y escuchó la crónica del festival en la radio “porque de música no se escuchaba nada”. Mientras que Dimitri Hernández, uno de los espectadores del festival y parte del staff de 90.9, se encargó de presentar varias canciones de las bandas que se escucharon en Avándaro, como Tequila, con Maricela Durazo en la voz; “cintas ‘perdidas’ que salieron alrededor de los 90”.
Hubo varias bandas y artistas populares de la época que no estuvieron en Avándaro, como La Revolución de Emiliano Zapata, quienes no se presentaron porque tenían otro compromiso, y Javier Bátiz, con quien el problema fue la cantidad de dinero. “Al final se arrepintió”, nos contó Javier “Gato” Huesca, encargado del equipo de los grupos que se presentaron en el Festival.
“Al final fueron 11 grupos y todos recibieron la misma cantidad de dinero”. Sobre el audio del concierto, el “Gato” Huesca mencionó que “no daba para tanto, no llegaba muy lejos, pero la gente más bien fue a la fiesta, fue un sentimiento de alegría, era una búsqueda de algo nuevo: la gente compartía su comida, su bebida, no hubo pleitos, robos o muertos. La única persona que se ahogó fue porque se metió al lago y no sabía nadar”.
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Lo que no se vio en Avándaro
El segundo espacio de #Avándaro909 fue conducido por la doctora Julia Palacios, Juanito el del Demo y Beto Cronopio, quienes hablaron de lo que los medios de comunicación de la época no resaltaron del festival (como la ópera Tommy) con el investigador de la cultura popular Dani Escoto, y el productor de teatro y productor Eduardo Ruíz Saviñón, quien fue director de la rock-ópera Tommy en Avándaro:
“Una semana antes nos invitaron, no estábamos en el cartel [...] Yo como director y actor tuve que hacer Tommy, mi primer estreno de obra ante 50 mil personas, porque quien lo hacía se regresó; cuando llegó con su esposa embarazada le dio miedo y se fue”, nos platicó Eduardo Ruíz Saviñón.
“Estaba de moda hacer teatro grupal. Hicimos la ópera Tommy para el teatro de la UNAM con música experimental para la que se ensayó como ocho meses y se estrenó en la Universidad, después de Avándaro. Era una mezcla muy rara”, agregó Eduardo.
Las mujeres en Avándaro
Tere Estrada, investigadora, cantautora, en la reconstrucción de las mujeres de rock en México, comentó que había pocas mujeres en Avándaro, entre ellas la famosa encuerada que salió en el periódico Alarma, pero en realidad hubo varios encuerados, tanto hombres como mujeres.
“Hubo una mujer que intentó llegar al concierto sin saber quién iba a tocar y con tanta gente en el escenario se quedó en la otra fiesta con chavos. Algunas de las mujeres se escaparon de sus papás para ir al festival”, agregó Tere.
Estrada también habló de una de las mujeres que se presentó en Avándaro: la cantante Maricela Durazo (de la banda Tequila), quien venía de Tijuana y de familia de músicos; la comparaban con Janis Joplin, era muy blusera y cantaba desde los cuatro años.
Mayita Campos, artista chilena, también estuvo en Ibero 90.9 y nos habló de su presentación en Avándaro con Los Yaki:
“Luis de Llano y Armando Molina nos contrataron. Nosotros solo tocamos y nos regresamos, no estuvimos más tiempo en el festival. Y cuando estábamos en el escenario no se veía dónde acababa la gente de tanta que había. Tocando, se fue la luz y esperamos a que volviera para tocar. Acabando nos regresamos a (la ciudad de) México”.
“En ese tiempo, las mujeres debíamos irnos bien acompañadas, nos hacíamos equipo para participar en esos pocos lugares donde se podía porque eran underground, como con Batiz, donde nos hacíamos fuertes para tocar rock o blues”.
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Las imágenes faltantes
En esta sección, el investigador Juan Salazar Rebolledo nos habló sobre el Documental de Alfredo Gurrola y al director de cine José Manuel Cravioto sobre la nueva película que está realizando sobre el festival de Avándaro.
Hubo pocos registros en ese tiempo, pero Gurrola filmó el festival más por el interés que tenía que ver más con el cine que con la música, con una cámara que no registraba audio. La primera vez que editó puso una canción de Chicago, luego consiguieron los audios grabados por Telesistema Mexicano (ahora Televisa). El audio no coincide con lo que se veía que estaba sucediendo. El audio de la banda Peace and Love y de “tenemos el poder” los usó Gurrola como para empalmar los dos fenómenos más contestatarios del festival.
En otro tema, el Padre Enrique Marroquín nos dijo que Avándaro “se veía como una fiesta religiosa, un lugar sagrado con sentido de comunidad que trascendía las clases sociales, razas y que representaban el México profundo, había un acercamiento tal que trascendía las clases sociales”.
“La fiesta unifica a todo el pueblo y Avándaro tuvo un espíritu de libertad; estábamos en un ambiente represivo, después de la matanza de Tlatelolco”.
–Padre Enrique Marroquín
Sobre la organización
En la penúltima parte del especial, Justino Compeán, uno de los organizadores del festival nos confesó que "el Festival no se salió de control. La producción se pensó para 25 mil personas pero la convocatoria de Radio Juventud hizo que fuera mucha gente, más el boca en boca. Además, teníamos el mejor elenco de México del momento".
"Al día siguiente no hubo programación de tv porque se suspendieron las carreras y (Telesistema) tuvo que sustituirlas por películas", agregó Justino.
Otro de los organizadores del festival Rock y Ruedas en Avándaro, Luis de Llano, nos adelantó que el próximo 11 de septiembre estrenará su libro: "Avándaro 50 años, cuando el rock mexicano perdió la inocencia".
"Y es que el rock perdió la inocencia porque lo declararon culpable y siempre fue inocente, pero lo satanizaron por años [...] Los más de 200 mil asistentes se dedicaron a oír rock; no sucedió nada, no hubo problemas", añadío Luis.
En el programa Obladi Oblada del 10 de septiembre, con Julia Palacios, Juanito el del Demo y Beto Cronopio, cerramos nuestro especial #Avándaro909.
Gracias a nuestras radios hermanas que también transmitieron nuestro especial de #Avándaro909: el Instituto Morelense de Radio y Televisión, la Radiodifusora de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, Radio UDEM de Monterrey, radio de la Universidad de Colima, Radio Ibero Puebla y Radio Ibero Torreón.