35 años del Tianguis Cultural del Chopo, una permanente resistencia

En el principio el Chopo comenzó como un espacio semanal y sabatino, cedido por el Museo Cultural del Chopo. Su finalidad era el encuentro entre melómanos, así como el trueque y la compra-venta de discos y memorabilia musical.

Este espacio era de urgente necesidad para una Ciudad de México que, en esos días, estaba cerrada para las expresiones contraculturales provenientes de la juventud. O por lo menos las consideradas incorrectas, subversivas y hasta peligrosas, por un régimen autoritario, a punto de iniciar su proceso de autodestrucción.

De esas expresiones contraculturales, la que por antonomasia sumaba todos los adjetivos anteriores era el rock.

Por muchos años el rock fue relegado de la agenda cultural y de entretenimiento de esta ciudad. Por ejemplo, quince años antes de la formación del Chopo, el Gral. Ernesto P. Huruchurtu, Jefe del Departamento del Distrito Federal, no permitió que Los Beatles ofrecieran un concierto en la Plaza de Toros México como parte de su gira norteamericana de 1965.

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Después de los movimientos estudiantiles de 1968 y 1971, así como de los "excesos" del festival de rock y ruedas de Avándaro, el gobierno y los medios de comunicación establecidos decidieron censurar el rock. Lo relegaron a lo clandestino, a la persecución. Con esto lo obligaron a sobrevivir en la resistencia de la difusión de voz a voz; de mano a mano en cada disco prestado, entre los jóvenes rockeros.

Este es el contexto en el que el Tianguis Cultural del Chopo fue concebido para una juventud sedienta de espacios de libre expresión y asociación.

A lo largo de 35 años, el Chopo ha sobrevivido a las transformaciones de la ciudad, al cambio de tendencias y géneros musicales nuevos, a la apertura en los medios, a diversas reubicaciones -hasta alcanzar la actual- y, sobre todo, al natural proceso de madurez y envejecimiento de sus fundadores, que han pasado generacionalmente la responsabilidad del proyecto a sus hijos o a nuevos miembros.

De cierta forma puede notarse una falta de inserción del Chopo a las nuevas formas de comunicación que las nuevas juventudes practican. Lo que nos hace pensar que es necesario una renovación en el diálogo del Chopo con sus visitantes y seguidores, e incluso con nuevos miembros. A pesar de ello el Tianguis Cultural del Chopo es una referencia obligada para los melómanos de nuestra ciudad, un punto de encuentro donde semanalmente se reúnen coleccionistas, periodistas, músicos, disqueras independientes, niños, jóvenes, ancianos. Un espacio que ha evolucionado de lo clandestino, a lo familiar; de la resistencia al turismo extranjero; de la censura al reconocimiento.

Pocos proyectos originados desde la sociedad civil organizada logran sobrevivir al tiempo y a los turbulentos cambios de éste, e incluso, pocos proyectos logran sobrevivirse a sí mismos.

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