Dos siglos de vacunas y la llegada de la COVID-19 para romper paradigmas
59 mil personas en el mundo mueren a causa de una enfermedad cuya vacuna se encontró hace 140 años. Los primeros indicios de rabia en el humano se remontan a las primeras civilizaciones en Medio Oriente dos mil 300 años antes de Cristo. La vacuna fue descubierta hasta 1880 por Louis Pasteur.
Cada país en el mundo tiene procesos de aprobación propios y diferentes para ingresar una vacuna nueva a sus protocolos y carnets para uso en su población, pero en general, entre la investigación y la comercialización para cada una de estas el tiempo promedio es de 5 a 10 años.
Aunque este periodo se ha acortado conforme avanza la ciencia. Y este año estos procesos han roto paradigmas, al aparecer una nueva pandemia que ha cambiado la vida al mundo entero, la COVID-19 causada por un nuevo coronavirus llamado SARS-CoV-2 —descubierto en los últimos días de 2019— y que muta rápidamente y del que hoy ya hay una variante de cepas, lo que movilizó a toda la industria médica.
Por ejemplo, una de las vacunas más importantes para la humanidad, la de viruela, fue descubierta dos mil años después de su primer registro en el imperio egipcio y no fue sino hasta 1950 que la inmunización logró prácticamente erradicar la enfermedad.
La tifoidea, bacteria que se transmite a través de alimentos y agua, fue descubierta en 1880, pero su estudio se empezó en Alemania en 1896 y fue hasta trece años más tarde, en 1909, el médico Frederick F. Rusell encontró la primera vacuna y su distribución se logró cinco años después.
La vacuna de la hepatitis, ya en la segunda mitad del siglo XX, tuvo una evolución mucho más corta. El virus fue descubierto en 1965 y cuatro años después se creó la primera vacuna. Aunque hasta 1981 se aprobó su uso comercial.
El tema de las vacunas para la influenza o la gripe siempre ha sido complejo. El primer desarrollo de una vacuna que parecía triunfante se logró en 1945, pero dos años después se descubrió que tanto el virus de la influenza tipo A como el tipo B mutan a diferentes cepas año con año, por que lo que es casi imposible crear una vacuna que prevenga ante las nuevas variantes.
Por ello, la solución que encontró la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue crear una vacuna anual con la información que se recupera a nivel mundial en los centros de vigilancia y las cepas con más probabilidades de invadir al mundo año a año.
Finalmente, la vacuna contra la COVID-19 se ha realizado en tiempos récord. Fue investigada, desarrollada y distribuida en aproximadamente diez meses, en busca de dar solución a la crisis sanitaria que cerrará el año con cerca de 83 millones de personas infectadas y casi 2 millones de muertos.
Lo que antes se lograba tras cientos de años de observación e investigación, hoy se tuvo en un mínimo de tiempo y con estudios paralelos entre los principales laboratorios farmacéuticos del mundo junto con centros de investigación de universidades y de los distintos gobiernos de países como Reino Unido, Rusia, Estados Unidos, China, Corea del Sur, Francia, Alemania, entre muchos más.
Más allá de la creencia social, los investigadores adjudican la rapidez a una evolución importante en materia científica, lo que los lleva no solo a vislumbrar un pronto control de la actual pandemia, sino un futuro alentador en el desarrollo de inmunizaciones que prevengan otro tipo de enfermedades provocadas por virus o bacterias y que han pasado años en investigación.
El año pasado, antes de que el coronavirus provocará una pandemia, la organización Wellcome Trust entrevistó a más de 140 mil personas alrededor de más de 140 paises confirmando que la tendencia mundial se está inclinando por no creer en la vacunación. El reporte indicó que el 7% de los entrevistados no cree que las vacunas sean seguras y el 5% cree que no funcionan.
Si bien a primera vista estos datos parecen bajos, en comparación con el 100% total, la tendencia se vuelve alarmante cuando en su análisis la OMS advierte que la reticencia a las vacunas es una de las 10 principales amenazas a la salud pública a nivel mundial.
Por ello llama a la población mundial a atender las recomendaciones de los servicios de Salud en cada país y contribuir aplicándose la vacuna cuando esté disponible para abatir esta pandemia y ofrece datos que den certidumbre.
La OMS reporta que se desarrollan al menos 169 vacunas candidatas contra la COVID‑19, 26 de las cuales entre octubre y diciembre ya estaban en fase de ensayos en seres humanos y al cierre del año ya hay algunas autorizadas y recomendadas en distintos países que aprobaron su uso de emergencia y han empezado su aplicación masiva en la población. 2020 cierra como un año de una crisis sanitaria sin igual en un mundo interconectado como nunca antes pero también que rompe paradigmas en desarrollo científico que debe valorarse.