Dentro de una caja musical convergen las tonalidades obscuras que destacan en un espectáculo circense, con la delicadeza del tresillo que caracteriza al vals. La pintura externa y la fina manija con la que se le da cuerda se desgastan con el paso de los años, convirtiendo sus caras de madera en testigo de los inviernos transcurridos. What We Saw From The Cheap Seats es una producción que se desenvuelve justamente entre las cuerdas de un piano joven y las escalas omniscientes de la caja musical.
Lo primero que resalta en la música de Regina Spektor es la fragilidad de su voz; sin embargo, es la simetría (o asimetría) con la que compone las armonías vocales lo que la ha hecho separarse de estilísticamente de contemporáneas como Norah Johnes, Fiona Apple y Kate Nash. Rusa de nacimiento y políglota, ha contado con la facilidad para relatar historias comunes (de un jabón en el lavabo o del amorío de sus vecinos) como si fueran eventos extraordinarios, fragmentando su voz tal como lo haría un saxofón.
Han transcurrido once años desde el lanzamiento de su primer disco 11:11 y no han sido en vano, ya que si bien sus canciones no han perdido la esencia dulce, ahora se barnizan de esquinas sombrías. Hay un ambiente lúgubre y de tensión similar al de un show burlesque abandonado que ronda durante toda la producción. Sus letras son cada vez más maduras al expresar su visión sobre mortalidad y la necesidad insaciable del hombre por detener el tiempo. En "Firewood" combina una balada dramática con el dejo de esperanza ferviente de un vals clásico: Spektor nos llama a levantarnos y seguir adelante, ya que, aún cuando no exista una cura para el llanto, hay que tomar riesgos y amar. En "Small Town Moon" resume su visión de la vida en una sola frase, "Tonight we're younger than we ever gonna be".
El primer sencillo presentado fue "All The Rowboats", una metáfora sobre la perpetuidad de los objetos de un museo mostrándolos solitarios, como si estuvieran condenados: "Masterpieces serving maximum sentences. It's their own fault for being timeless, there's a price to pay and there's consequence". Las escalas menores con toques de tragedia representan la composición más fuerte creada por Spektor hasta el momento, ilustrada con un dramático video dirigido por Adria Petty y Peter Sluszka, donde una ambientación obscura y claustrofóbica nos sitúa, quizá, dentro de una pesadilla de la cantante.
Sin embargo cada vez son menos los terrenos que evita explorar, ya que por segunda ocasión critica al ámbito político (la primera fue con "Aprês Moi" del álbum Begin to Hope del 2006) comparando la labor de la los políticos con la de las prostitutas en "Ballad of a Politician". Mientras tanto, aparecen tonos opuestos disonantes de lo que parece ser una grabación antigua que se ven acompañados por un exagerado acento italiano en "Oh Marcello", una canción casi perforada en un rollo de pianola.
Todas las canciones fueron estrenadas en algún punto de la carrera de Spektor en shows en vivo (a excepción de "Jessica") e incluso el segundo sencillo "Don't Leave Me (Ne Me Quitte Pas)" es una reedición de un track de Songs, su álbum del 2002, lo cual explica lo diferente que es del resto del disco: una divertida composición pop con marimba que podría ser parte de un soundtrack de Disney. Por otro lado, también es evidente la disyuntiva que existe entre las temáticas sombrías y la realidad de su vida, pues la compositora ya no es la débil amante con el corazón debil como en "Fidelity" (Begin To Hope, 2006), ahora es una mujer casada (con el guitarrista de The Moldy Peaches, Jack Dishel), con los sentimientos abiertos y libres, como narra en "Open".
Pareciera que aún mientras los años pasan y los géneros se modifican, Regina Spektor busca su evolución musical en las melodías antiguas con composiciones atemporales. Ha dejado atrás su fase festiva para entregar un sonido cada vez más limpio, como si abriera la puerta para dejarnos echar una mirada más profunda en las esquinas de su alma. Spektor es una cantautora vintage anclada a las posibilidades de las teclas del piano; amante del amor y las heridas que conlleva; observadora singular de las delicadezas de la nieve y los mitos ancestrales, e inevitablemente una creadora de sueños nuevos dentro de una antigua caja musical.