A casi dos años de proyectar Vuelve a la Vida en el octavo aniversario de El cine y... en el Centro Cultural Tlatelolco entrar hoy a la página de la Cineteca Nacional y ver que se sigue exhibiendo en la sala 8 me arranca una enorme sonrisa. Para nadie es un secreto que el cine en nuestro país es muy parecido a un maratón en donde conservar energía para cuando se llegue por ahí del kilómetro 30 resulta indispensable.Así, un proyecto que tras un exitoso recorrido por festivales tardó en llegar a su estreno comercial hoy continúa en pantalla gracias al cuidado y cariño que su director Carlos Hagerman y sus productoras Martha Sosa y Gisel Ibarra han puesto en el asunto.
A unos días de celebrar un nuevo cumpleaños del programa de cine de Ibero 90.9 rescato este texto que escribí la primera vez que vi esta espléndida película que, como las buenas recetas, gana mucho con el tiempo y cada vez que las volvemos a probar. Así como el cine bueno no pierde vigencia, los platillos ricos siempre invitan a degustarlos otra vez.
Vuelve a la vida.
Para los que no tenemos empacho en declararnos comelones profesionales hay pocas cosas mejores que disfrutar de un buen platillo tratando de descifrar los ingredientes con los que está hecho.Si uno tiene la suerte de conocer al chef tal vez le podrá pedir la receta, con el riesgo de que no quiera revelar sus secretos.Hay pocas cosas más sabrosas en el mundo que ese misterio, y entre ellas, al menos para mi, está la magia que se da cuando gastronomía y cine consiguen encontrarse.De eso trata este texto,de eso trata Vuelve a la vida.
El segundo largometraje documental de Carlos Hagerman, co director con Juan Carlos Rulfo de la espléndida Los que se quedan, es una deliciosa película que encuentra su sofisticado sabor en ingredientes de primera.
Antes que nada, como en el buen cine, hay una historia que atrapa: El romance imposible entre una top model neoyorquina y un buzo y pescador acapulqueño.
Como base del platillo hay personajes complejos y fascinantes que son sólo la punta del iceberg.Detrás de ellos, junto a ellos, están sus hijos, sus amigos y sus hermanos que serán testigos y voz de como se construye la leyenda de El perro largo y su mítica cacería. Junto a la familia hay un periodista, un músico gringo, el cronista de Acapulco y, como no podía faltar, la receta del vuelve a la vida. Ese delicioso coctel de mariscos que se convierte en metáfora de la vida. Así, el mejor regalo que el héroe de esta leyenda podía hacerle a sus seres queridos, era prepararle esa exótica mezcla de productos del mar que es mucho más que un remedio para la cruda y que no cualquiera prepara.
Y si, Vuelve a la vida resulta ser mucho más que una receta bien ejecutada.En ella hay inteligencia y humor a partes iguales que se mezclan perfectamente con un retrato nostálgico de ese Acapulco tradicional que significa mucho para los mexicanos que crecimos en las últimas 30 décadas vacacionando en sus playas.En el peculiar encuentro de El perro largo y su hijastro John están miles de historias de amor filial de esas donde los adultos no suelen ser muy expresivos y los niños resultan bastante regejos.
Aderezando el festín dos elementos más imprescindibles para el éxito: música guapachosa y divertida y una mirada lúcida que nos permite descubrir en Carlos Hagerman una nueva voz que dará mucho de que hablar en sus siguientes proyectos.
Vuelve a la Vida sigue proyectándose en la sala de la cineteca. Consulta la cartelera en http://www.cinetecanacional.net
Mayo de 2011. México D.F.
@elmoremoreno