'The Quiet Boy', el cuento de terror que inspiró la próxima cinta producida por Guillermo del Toro

'The Quiet Boy', el cuento de terror que inspiró la próxima cinta producida por Guillermo del Toro

Foto vía Guernica

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“Ni un sonido. Retrocedió, luego notó algo: las ventanas estaban cubiertas con tablones colocados desde fuera. Se acercó a la más próxima. Las tablas habían sido fijadas al aventón, con los maderos torcidos y los clavos dispuestos en ángulos extraños. Era, pensó, como si un niño lo hubiera hecho.

Había espacio entre los tablones. Se inclinó para mirar hacia dentro, en la oscuridad, dejando que sus ojos se ajustaran a la penumbra del interior.

Una sombra tenía la forma de un hombre.

Sintió como si su cuero cabelludo se helara. El hombre estaba a cinco metros de ella, mirándola. O quizás, solo era un abrigo colgando de una puerta. O quizás solo… No. La figura en la oscuridad cambió. No se acercó, solo… cambió su forma. Simplemente estaba ahí, odiándola. Irradiando malevolencia”.

Este fragmento simple, pero efectivo, es apenas una muestra de la prosa ágil que le ha permitido al novelista y guionista norteamericano, Nick Antosca, posicionarse como una de las nuevas promesas literarias del horror. Su carrera no es necesariamente incipiente. En 2015, escribió tres episodios para la estremecedora adaptación televisiva de Hannibal, para luego aventurarse en la creación de su propia antología de terror en el canal SyFy con la serie Channel Zero, inspirada en las creepypastas y los misterios de la deepweb. Además, recientemente co-creó otro formato para la pantalla chica, ahora en la plataforma de Hulu: The Act, un drama criminal basado en la estremecedora historia real de abusos, engaños y venganzas de Gypsy Rose y su perturbadora relación con su madre Dee Dee Blanchard.

Pero quizás, sea su cuento corto publicado en la revista cultural en línea, Guernica, el testimonio más claro, sólido y fascinante del éxito de su estilo literario. A mediados de 2018, Guillermo del Toro anunció que produciría Antlers, un largometraje basado en un guión escrito por Antosca, basado a su vez en un relato que él mismo escribió. Finalmente, a inicios de este año, en enero, Guernica publicó el cuento completo bajo el nombre The Quiet Boy, como antesala y aperitivo a la cinta que expandiría su ficción a la pantalla grande en 2020, pero que frente al cambio en las agendas de los cines por las medidas de distanciamiento social, verá la luz hasta el próximo año.

Un cuento de terror

The Quiet Boy sigue la historia de Julia, una joven maestra de buenas intenciones, atrapada en la monotonía de un poblado en West Virginia quien, en su afán por ayudar al niño introvertido y desnutrido de su clase de cuarto año, termina por desatar una serie de sucesos violentos y atroces a manos de una fuerza sobrenatural que se alimenta del dolor.

Filtrado de cualquier pretensión o sobre-descripción, Antosca delinea perfectamente, desde el primer párrafo, el lugar, ambiente y personalidad que da forma a su historia y sus protagonistas. 

“Sucedió durante su segundo mes como maestra. Frustrada y con 23 años, le hubiera gustado llegar a una ciudad, pero Educar por América la había enviado ahí, a este pequeño pueblo erigido a los márgenes de una estación ferroviaria desierta: Rexford, West Virginia. Otro profesor le había dicho que el lema ‘no oficial’ del pueblo era ‘Montañas, prostitutas y licorerías’. Hasta ahora, no había visto a ninguna prostituta, pero definitivamente había montañas y tiendas de licor”.

Después, prosigue en su descripción de Julia y sus aptitudes como educadora, vitales para comprender los hechos que sobrevendrán sobre ella después:

“Había nacido con la voz de una maestra. Segura, pero tersa; placentera al oído, pero llena de autoridad”.

Antosca nos presenta, de inmediato, las cualidades que definirán la conducta de Julia frente a los sucesos insólitos y aterradores que inundarán la historia en su segunda mitad. La falta de saciedad vocacional y personal que Julia siente en el frío e intrascendente Rexford, la motiva a prestar incauta y particular atención al niño callado que se arrincona en la parte trasera del salón, Lucas.

Retraído, descuidado y de apariencia lastimosa, Lucas Weaver escribe un relato fantástico que se lee terriblemente vívido a los ojos de Julia. Así, una inofensiva tarea en clase se convierte en el catalizador de la revelación de un misterio espeluznante tras la extraña y huidiza conducta del claramente perturbado Lucas. 

Sus hombros eran frágiles, sus huesos como los de un canario, palpables. ¿No tendría qué comer? ¿Habría desayunado en las mañanas?”, así nos describe Antosca al niño callado, a través de las sensaciones de Julia cuando se acerca a su cuerpo enfermizo.

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El autor siembra sutilmente, desde las primeras interacciones entre Julia y Lucas, ciertos elementos supuestamente inocuos que se convertirán más adelante en piezas clave de la mitología que definirá el clímax de la historia. Olores, sensaciones, dibujos. Detalles…

“En sus dos meses de experiencia, Lucas había sido el niño más difícil para conectar. No tenía amigos. Si se acercaba, parecía sutilmente apartarse, como temeroso de que oliera mal. De hecho, sí tenía un hedor particular, pero nada repulsivo. Más bien, olía como hojarasca mojada, como a exterior y a… mascotas. A la humedad de pelo animal.

‘¿Tienes un perro o un gato en casa?’, preguntó.

Lucas dejó de escribir. La pregunta pareció afectarlo: ‘No’”.

Aunque The Quiet Boy no está exento de clichés o tropes propios del género (el niño retraído que oculta un secreto, dibujos infantiles siniestros que anticipan alguna monstruosidad, casas lúgubres con figuras acechando en las sombras, ocultismo, rituales...), no por ello deja de atrapar al lector y mantenerlo adherido a la pantalla del móvil, en una narración ininterrumpida que se traduce en cerca de 24 cuartillas.

Afortunadamente, pese a que el relato sí termina por revelar el origen de su misterio y nos ofrece una conclusión estremecedora que nos hace sentir que nos han spoileado su adaptación fílmica, The Quiet Boy deja suficientes cabos sueltos e interpretaciones libres como para antojarnos un desarrollo más complejo y significativo en la película próxima a estrenarse en 2021 bajo el nombre de Antlers (astas, cornamenta). Esto sin mencionar ya los tres trailers disponibles que nos llegaron desde el año pasado, de los cuales, resalta particularmente el “oficial”, por su ausencia de diálogo, su desaturada paleta cromática y su eficaz edición de sonido, donde el crujir de la madera, el goteo de la lluvia o los golpes de un cerrojo se acompasan al ritmo de un amenazante y creciente score.

Además, en la edición reciente de la Comic-Con desde casa, el panel de Antlers ofreció un nuevo vistazo con Guillermo del Toro y Scott Cooper hablando sobre la cinta, que finca su mitología en la tradición nativa americana y el espíritu diabólico ancestral del Wendigo.

La cinematografía de Florian Hoffmeister —quien también compuso visualmente la serie The Terror en 2018, basada en otra obra literaria del género—, parece aproximarnos a un retrato naturalista y visceral de la historia, sin la artificialidad de otras grandes producciones Hollywoodenses del género y más en el espíritu de las piezas de autor que han ganado terreno en los últimos años como Hereditary y Midsommar de Ari Aster o incluso Us de Jordan Peele. El mismo Antosca ha sido comparado con estos dos relevantes y nacientes maestros del horror actual, gracias a su manejo de temáticas sobrenaturales contrapuestas con situaciones cotidianas y dramáticas.

“La sensación de una presencia detrás de ella se sintió repentinamente intolerable, como si estuviera justo ahora apoyándose sobre su hombro. Su gran barbilla casi posada en su clavícula, su aliento en su cuello”.

The Quiet Boy, fragmento. Nick Antosca.

La revista literaria Epiphany precisamente describió la ficción del autor de The Quiet Boy como: “pulcra y originalmente aterradora, tal y como su trabajo para la televisión, pero sus habilidades poéticas amplifican la naturaleza inquietante de sus cuentos. Mientras sus oraciones, duras y agudas, nos sobrevuelan, sentimos como si estuviéramos cayendo en una de esas pesadillas de nuestra infancia que nos aterraban a tal modo que aún las recordamos”.

Si el poder evocativo y preciso de la labor prosística de Antosca, y su talento para estremecernos con la sola sugerencia de una fuerza malévola invisible acechándonos desde la penumbra de nuestra habitación se traduce con éxito a la pantalla, Antlers puede convertirse sin duda en uno de los grandes éxitos del género de horror en 2021, aún más bajo el ala productora de Guillermo del Toro. Con su bendición y participación en el proyecto, el autor podría incluso despuntar como verdadero referente del guionismo y la confección del horror contemporáneo más allá de las páginas y la series de televisión.

Pensemos, por ejemplo, en lo ocurrido en 2013, cuando Del Toro cobijó al argentino Andy Muschietti luego de que vio su corto Mama y optara por ser el productor ejecutivo de la adaptación a largometraje. Después del éxito de Mama, Muschietti co-escribiría y dirigiría los dos volúmenes de IT.

La cinta está dirigida y co-escrita por Scott Cooper y la música será compuesta por otro colaborador y protegido de Del Toro: el español Javier Navarrete, quien sería nominado al Oscar por su trabajo en El laberinto del Fauno en 2007 y quien también musicalizó El espinazo del Diablo. Julia será encarnada por Keri Russell, el inquietante y raquítico Lucas por Jeremy T. Thomas y el alguacil del cuento pasará a convertirse en el hermano de la maestra con la actuación de Jesse Plemons.

“Ahí afuera, había un niño. Una pequeña figura oscura moviéndose de forma extraña en el pasto. Supo de inmediato que se trataba de la misma silueta que había visto en la ventana de la casa de Lucas, pero en la forma de un niño pequeño. Ahora podía distinguir que algo crecía desde su cráneo, algo retorcido como ramas de un árbol. Cuernos… o astas”.

Antlers planea llegar a los cines en febrero del próximo año. Mientras eso ocurre —o no—, lee el cuento original The Quiet Boy aquí.

*Última actualización, 3 de agosto 2020


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