Tanto tiempo cayó Jason Pierce en el oscuro hoyo que el mismo cavaba a cada jeringazo, que una aciaga tarde del 2005, debido a una complicación de una neumonía, murió técnicamente dos veces, cuando sus pulmones se llenaron de líquido y le imposibilitaron el poder respirar. Su corazón dejo de latir dos veces, para luego despertar segundos después en un intenso deseo de reanimar un débil cuerpo de no pesaba más de 45 kg.
Siete años después de su experiencia cercana con la muerte y cuatro años después de su último disco, Pierce regresa con Sweet Heart Sweet Light, su séptimo álbum de estudio, que él advertió como un disco mucho más “pop” y más “accesible”.
En Ladies and Gentleman We’re Floating in Space, su obra maestra de 1997, el track homónimo anunciaba, como si de un parque de diversiones se tratara, un viaje por las vías del tormentoso cerebro de Pierce; la espiritualidad y la alteración química bailando de la mano en una comuna de ideologías y estilos musicales.
Ahora, en el 2012, Pierce optó de nuevo por un intro, (“Huh?”) lleno de cuerdas, que bien podría abrir cualquier película de Disney y que anuncia la llegada de “Hey Jane”, primer sencillo del álbum, en dónde el protagonista persigue a la chica que le rompió el corazón, referente incansable de aquel suceso en el que su entonces novia y tecladista de la banda, Kate Radley, abandonó Spiritualized y al propio Pierce para casarse con Richard Ashcroft, frontman de The Verve, con quién ahora tiene dos hijos.
“Hey Jane” Es una canción llena de espíritu rockanrolero y riffs que se extienden hasta llegar a una pausa, un descanso de una persecución de casi 9 minutos de duración, pausa que desembocará en la psicodelia y la distorsión. Es la angustia y la tranquilidad de la aguja insertándose en la piel y el posterior rush electrizante de adrenalina que lleva a la canción a un lugar muy diferente del cual empezó.
Los temas de Jason Pierce han sido siempre un constante grito de ayuda, una búsqueda para encontrar la luz al final del túnel, que al estar cerca de su alcance, él rechazaría para sumergirse de nuevo en un baile caótico rodeado de estrellas y notas de guitarra alteradas. En Sweet Heart Sweet Light, sigue esa misma línea gospel que lo ha caracterizado, la misma espacialidad y repetición, pero ahora de una manera menos sofocante y más esperanzadora.
Es a la mitad del disco cuando se alcanza a comprender el hecho de que el álbum sea más accesible y popero, se trata de una simplificación musical de sus anteriores trabajos: un poco de space-rock, un poco de psicodelia, de gospel y de blues. Hay temas de religión y desapego, de desamor y esperanza. Es Jason Pierce más cerca de su cielo que de su infierno.
Cuándo es entrevistado Jason Pierce siempre se niega a relacionar sus propios problemas con la adicción a la heroína y sus desamores, pues enfatiza la necesidad de su música por llegar a ser universal y no sobre específicos de un alma en pena. Después de varios años, Pierce ha logrado perfeccionar aquel estilo que él visualizó como universal, es un género musical que él ha hecho suyo. Un mundo alterno en donde predomina la espiritualidad y la electricidad de los sentimientos exaltados.
“I Am What I Am” funciona como ese decreto: Pierce ha llegado hasta ahí, a la perfección de su personalidad musical, después de numerosos viajes y tropiezos; en una relativa paz consigo mismo. Esta canción es una de las piezas más interesantes del álbum pues retoma el caos como parte fundamental de la melodía: Trompetazos y guitarrazos que pelean entre sí un papel protagonista en la canción.
El último track, cuenta con la presencia de su hija Poppy Spaceman, que incluso aparece en los créditos de la canción, y que funciona como contraste de ingenuidad al pesimismo de su padre, cantan juntos antes de que comience el órgano y de que Pierce haga el último llamado de ayuda para encontrar una razón para vivir.
Sweet Heart Sweet Light muestra un lado más melódico de Spiritualized, menos caótico y más esperanzador, en donde Pierce se aferra a lo único que lo ha salvado a lo largo de su vida, la música: “Save your little soul, the music that you played so hard on your radio”. Tal vez, sea esa su manera de decir que sí existe una luz al final del túnel, y aunque no la haya, él seguirá en su búsqueda por encontrarla.