¿Cuál Halloween? Hielo seco, velas, flores de cempazúchitl; la única diferencia entre un cementerio y el Foro Alicia a su máxima capacidad, era que ahí, todos estaban vivos. “¡Gallo, gallo, gallo!” y empujones típicos del Alicia que hacían sentir como en casa, como en el inicio de todo.
De entre las cortinas negras, antes de aparecer Sonido Gallo Negro, salió Son de la Calle. Ahí empezó el momento “tornamesa de boda” que se consagró al sonar “Oye como va” a bajo volumen, y que dejaba escuchar la gritadera aclamando a SGN.
Metódica. Así fue la aparición de SGN. Siete uniformados de camisas rojas, con un bordado del lado izquierdo que decía “SGN”, y un bajo que quedó evidenciado como la esencia de todas las canciones.
El suelo retumbante y la poca acción en el escenario que se compensó con música; todo fue parte de un altar en el que el viento y la sirena de “La Danza de los Jíbaros”, se convirtió en neblina audible mucho más clara. La vista se convirtió en audición, y por una hora con veinte minutos, todos estuvieron ciegos.
Las voces repentinas teloneras de cada canción, desaparecieron y se volvieron invisibles dentro del intercambio de sentidos que provocó la cumbia inconfundible decorada con sonidos sintéticos.
Lo que faltaba concretarse en el escenario, se cerraba en el público. Fue un círculo alrededor de un árbol de Navidad en el que todos recibieron el regalo que quisieron, o el arreglo floral, en este caso.