Con una conmovedora y elegante clausura, Rusia demostró aquel retorno en la escena global y deportiva, que pretendió desde un principio al ser un anfitrión a la altura de un evento tan desarrollado como unos Juegos Olímpicos Invernales. Por muy alejados que nos sintamos de la expresión de estos deportes por diversas razones, este evento se ha convertido en uno de los más espectaculares que son el reflejo de un proceso de perfección y donde el desarrollo depende de muchos factores.