Dentro de un sonido clásico donde el ritmo y la repetición es un equivalente, aparecen algunos grandes de la electrónica (considerada así por el uso de ciertos instrumentos, aunque ahora todo podría ser llamado de esa manera) sin embargo, pocos discos y pocos grupos contienen un nivel de honestidad y belleza como el formado por el productor ex miembro de la banda Fridge, Kieran Hebden. Sonido como el suyo en las disciplinas que maneja (todos los instrumentos bases, además de samples y un completísimo computer musician) provoca tales sensaciones, que diez años después sigue pareciendo tan novedoso como alguno de Flying Lotus o Chapelier Fou. Además, cualquier iniciador en los controladores Ableton bajo juramento bíblico, tendría que confesar que ha sampleado alguna vez algún fragmento de Four Tet y probablemente fue del disco Rounds. Entre mezcla de magia y sonidos ancestrales, el drop de las baterías frecuentadas en hip hop y samples con litros de reverb puestos en reversa; tenemos una poesía pura escuchada más en algún disco de post-rock, sin embargo, con sonidos diametralmente diferentes. Rounds alcanza sin fin de imágenes a lo largo del disco; proporciona, además, una especie de sentimiento post-orgásmico o post-apocalíptico en el que la calma reina por momento definido, momento de trance y de privación real, refugio del alma durante escasos 45 minutos y 22 segundos.