Kim Deal, entre la pérdida y la conexión y Nobody Loves You More
Por Regina Vázquez Eimbcke
A veces parece que la música que escuchamos nos encuentra justo cuando más la necesitamos. Así me pasó con Nobody Loves You More, el primer disco en solitario de Kim Deal. La misma Kim Deal de los Pixies y los Breeders, pero ahora más cruda, más reflexiva, más ella.
En este álbum, la pérdida, el amor y el tiempo se encuentran. Su lanzamiento no solo marca una nueva etapa en la carrera de Deal, sino también el cierre de un ciclo lleno de significado. Steve Albini, quien produjo Surfer Rosa (1988) de los Pixies, y Pod (1990) de los Breeders, estuvo detrás de este álbum.
Fue su última colaboración antes de que Albini falleciera repentinamente tras un paro cardiaco el 7 de mayo de este año.
Promocionar este disco y reflexionar sobre su grabación inevitablemente llevó a Kim a recordar a Albini. Sin embargo, en una entrevista reciente, habló de él con una sinceridad que desarma. “No lo pienso en tiempo pasado; para mí, sigue estando en Chicago. Sé que no es lo más saludable. Me pasó lo mismo con mis padres: siempre sentía que estaban en otra habitación. Soy una sociópata, lo sé,” dijo, dejando escapar una sonrisa resignada, como aceptando su manera de procesar las pérdidas.
Esa forma de lidiar con el duelo se siente profundamente conectada con el espíritu de Nobody Loves You More. Las canciones no son lamentos ni intentos de explicar lo inexplicable: son postales sinceras sobre el amor, el paso del tiempo y cómo seguimos llevando a quienes amamos con nosotros.
El disco arranca con la canción que le da nombre, Nobody Loves You More, que no es una típica balada romántica. Más bien parece un diálogo interno, una declaración de autoaceptación marcada por la melancolía de quien entiende que el amor y la pérdida caminan juntos en nuestras vidas.
Otras canciones, como Wish I Was, tienen esa misma carga personal. Esa pausa antes de decir “young” en la frase “Wish I was… young” captura algo universal: el anhelo por lo que ya no está, pero también la aceptación de lo que somos ahora. Aunque hay nostalgia y duelo, el disco no se queda solo ahí; también celebra la conexión humana.
Las guitarras crudas y los ritmos intensos que Albini siempre aportaba están presentes, pero hay algo diferente esta vez. Hay trompetas, trombones y hasta un ukelele, un regalo de Albini, que brilla especialmente en Summerland. Esta canción encapsula lo que Kim vivió durante los meses que pasó atrapada en Florida Keys durante la pandemia. Kim contó que llevaba años viajando a Florida con su familia.
Todo empezó porque a su papá le encantaba el lugar, aunque a su mamá no tanto. Con el tiempo, se volvió una tradición, y aunque sus padres dejaron de ir, Kim siguió haciendo esos viajes. Durante el encierro, quedó varada ahí con todo su equipo musical porque las restricciones no le permitían salir. Tenía dos coches llenos de instrumentos y nada más que tiempo, así que se quedó en una casa frente al mar. “Es como tener una ventana mientras escribes; tu mirada se pierde y las ideas llegan solas”, dijo en una entrevista.
Ese ambiente, lleno de agua, recuerdos y aislamiento, quedó impregnado en Summerland y se siente en todo el álbum, como si las canciones trajeran consigo el sonido del mar y la nostalgia de esos días.
Uno de los momentos más memorables del álbum es Disobedience, una canción que recuerda la energía de los Breeders, pero con un toque más maduro.
Aquí, Kim explora el deseo, la rebeldía y la libertad que viene con aceptar quién eres y lo que realmente quieres. Aunque Nobody Loves You More está profundamente marcado por la pérdida, nunca se siente sombrío. Es un disco lleno de momentos de claridad y belleza, una prueba de que, a pesar de todo, la vida sigue.
Kim Deal siempre ha sido un espíritu libre en el mundo del rock, alguien que se ha mantenido fiel a sí misma a lo largo de los años. Como dijo Kim Gordon de Sonic Youth: “Ella simplemente es ella misma, y eso es increíble No está tratando de vender nada; tiene una visión y persiste en ella hasta que la consigue”.
Con este álbum, Deal nos da algo más íntimo que nunca. Es un recordatorio de que la música puede ser un refugio, una forma de procesar lo que sentimos cuando las palabras no alcanzan. Y quizás, más que nada, Nobody Loves You More es una carta de amor a quienes hemos perdido y a quienes seguimos siendo.
Kim Deal no necesita regresar, nunca se fue. Pero con este disco, se siente como si nos volviera a encontrar en el momento exacto en que la necesitábamos.