La Habitación Roja @ Escenario Corona Light por René Zemog Fotos por Jimena Santoyo
Durante años confieso que La Habitación Roja fue un recurrente placer culpable: letras melosas pero muy directas, guitarras sucias pero impecablemente ejecutadas, bajos y baterías machacantes pero a la vez muy pop me conflictuaban cada vez que el shuffle de mi iTunes soltaba una canción (y me conflictuaba mas que a la segunda vez que salía la misma canción ya me sabía la letra de memoria).
¿En qué momento el "pop" se volvió una mala palabra? y sobre todo, ¿en qué momento cantar en español significaba un obstáculo? No lo sé, pero algo que sí aprendí este sábado es que a La Habitación Roja no le importa y si a ellos no les importa, ¿Porqué me debe de importar a mí?
El sol de mediodía se sentía como alfileres en la cara y a los ya cientos de fanáticos nos bastó solo la primera canción de la banda para olvidar el calor y explotar al unísono con los valencianos.
Este fue uno de esos shows en los que sabes que el que está tocando en el escenario se la está pasando igual de bien que tú y esa sensación hizo que todos los asistentes pasáramos un gran momento. Canciones como “Siberia”, “Voy a hacerte recordar” y los ya himnos “Indestructibles” y “Nunca ganaremos el Mundial” se volvieron el clímax de su presentación.
Algo que quedó muy claro este sábado fue que la actitud no tiene género ni sonido.
Iron & Wine @ Escenario Corona Light por René Zemog Fotos por Rafael Ramirez
En algún momento de mi vida entendí el folk y no como ese sonido de ranchero gringo, si no como ese sonido honesto que sale de una persona que tiene mucho que decir y lo expresa usando algunos acordes y pequeñas historias cotidianas narradas en tercera persona para lograrlo. Sam Beam no es la excepción a la regla: durante los últimos 10 años Beam –bajo su nombre artístico de Iron & Wine– ha contado historias de melancolía, fuerza, sabores dulces y amargos a los que cualquier persona en el mundo (sí pone un poco de atención a sus letras) se puede sentir identificada sin necesidad de usar camisa a cuadros o botas vaqueras.
Iron & Wine no es una banda complaciente, al contrario es una banda íntima e introspectiva que sale a dar un show para amigos (o al menos así lo sentí viéndolos tocar) y que a pesar de venir a un festival, de no hablar el idioma, de debutar en un país nuevo y de tocar para gente que tiene la mitad de su edad, no se intimidaron y dieron el show que ellos querían dar.
No tocaron ni “Such Great Heights”, ni “Naked As We Came” ni “Resurrection Fern” ni otra canción que los asistentes queríamos ver pero ¿saben algo? No importó en lo mínimo. Todos los asistentes pudimos ver un gran show de rock: de ese rock emocionante, de ese rock americano para escuchar en una despejada y fresca noche de otoño con tus mejores amigos al lado.
New Order @ Escenario Corona Light por Davo Peñaloza Fotos por Jimena Santoyo
Uno de los actos más esperados del Corona Capital 2012 era New Order, ¿por qué? simplemente porque pasaron poco más de 30 años (desde la formación de esta banda pionera del synth pop de Manchester), para que pudiéramos verlos en México. En punto de las 21:10 horas, arriba del escenario se encontraba la alineación legendaria de New Order que esta vez consistía en Bernard Sumner en la guitarra y voz, Stephen Morris en la batería, Gillian Gilbert en los teclados y en sustitución a Peter Hook en el bajo (quien recientemente decidió separarse de la banda), se encontraba Tom Chapman, además de Phil Cunningham en la segunda guitarra. Estos tres primeros músicos, se veían ya entrados en años, pero eso sí, se veían muy emocionados por el recibimiento de un público que se mostró sorprendido al –por fin– tener frente a ellos a una de las bandas inglesas más emblemáticas de las últimas tres décadas. Durante hora y veinte minutos, New Order interpretó un repertorio musical plagado de éxitos. Para comenzar, a modo de introducción y en una entrada triunfal, “Il Buono, Il Brutto, Il Cattivo” de Ennio Morricone sonó mientras el público aclamaba la llegada al escenario de cada uno de los integrantes. Después de “Elegia”, una canción que fue compuesta en 1985 en memoria de Ian Curtis, sonó “Crystal”, uno de los más grandes éxitos de su álbum Get Ready del 2001. Después, el clásico sonido ochentero de las cuerdas de Bernard Sumner, dieron inicio a “Ceremony”; le siguieron “Age of Consent”, “Here to Stay”, “KW1 (Your silent Face)”, la infaltable “Bizarre Love Triangle”, “586”, “True Faith” y “Blue Monday” para cerrar con uno que otro pasito estilo del club nocturno Patrick Miller. Dentro de dicho repertorio escuchamos la primera probada de Joy Division (hay que recordar que New Order está conformado por integrantes de Joy Division tras la muerte de Ian Curtis), con su canción “Isolation”. Tras un encore, y cuando la gente ya empezaba a abandonar el escenario, regresaron Bernard Summer y compañía para interpretar y dedicar las siguientes dos canciones a Ian Curtis. Fotografías del vocalista de Joy Division aparecían en la pantalla mientras “Atmosphere” sonaba. Un letrero que decía “Joy Division Forever” hizo que la gente viviera un momento muy nostálgico. Para terminar de apretar ese nudo en la garganta, New Order tocó “Love Will Tear Us Apart”, uno de los momentos en los que se mostró más emoción por parte de la gente en todo el festival. New Order dejó claro por qué es una banda tan trascendental en la historia de la música, ya que lo que ellos lograron fue interpretar y perfeccionar la música electrónica que apenas nacía a finales de los setenta/inicio de los ochenta, y que además supieron incorporar dentro del sonido pop británico que tanto nos gusta y que tanto hemos bailado a través de poco más de 30 años.
Suede @ Escenario Corona Light por Paulina Maqueda Fotos por Rafael Ramirez
Esta legendaria banda que se codeaba con Oasis, Blur y Pulp en sus tiempos, se presentó el sábado en el escenario Corona Light como el acto que cerraría dicho escenario. Esta fue la primera presentación de Suede en México. Como uno de los headliners del festival (y aunque la tocada se empalmaba con Franz Ferdinand), la banda inglesa atrajo a una gran masa de gente. Brett Anderson, el vocalista, es un forever young con movimientos de baile à la Jarvis Cocker, apariencia homoerótica y mucha pila para ser un cuarentón. Él, también fungió como motor de la emoción de la gente del show de esa noche. Fueron 15 canciones las que tocaron, entre las que destacaron “She”, “Filmstar”, “We Are the Pigs”, “Animal Nitrate” y desde luego “Beautiful Ones”; esta última fue el momento más intenso y emotivo entre el público. Al terminar, como encore tocaron “Saturday Night”, un fenómeno que ocurre pocas veces en festivales. Anderson cantó la mayor parte de esta canción desde el pit, al que recorrió de lado a lado varias veces, mientras tomaba las manos de los afortunados de adelante. Un buen show fue el que dio Suede: sencillo, y aunque con poca interacción entre la banda y el público, hubo una muy buena conexión entre ambas partes. Suede fue uno de los actos memorables de esta edición del Corona Capital.
Tegan and Sara @ Corona Light por Re Esteva Fotos por Jimena Santoyo
Entre gritos y letreros que decían “marry me” hechos por sus apasionadas fans, las gemelas canadienses salieron al escenario Corona Light con los últimos rayos del atardecer a sus espaldas.
El espectáculo tuvo un inicio que caminó hacia la noche con “Walking With a Ghost” y “Hell”; dos de sus grandes éxitos con los que la audiencia se prendió en poco tiempo. Desde ahí y hasta el final del evento, los fans no pararon de corear sus canciones.
Entre cambios de guitarras (e instrumentos, en el caso de Sara), la carismática Tegan platicaba con la multitud y así, cautivaron rápidamente al público mexicano.
Tocaron varias canciones nuevas, y con “Where Does the Good Go”, “Alligator”, y “Back In Your Head”, las gemelas lograron no sólo entrar de nuevo en la mente del público mexicano, sino quedarse ahí por buen rato. Ya entrada la noche y con beats más eléctricos, la gente se puso a bailar con canciones como “Feel It In My Bones” (versión original con Tiësto).
Vestida en una t-shirt neón con la cara de algún felino, Tegan mencionó en varias ocasiones lo mucho que les gustaba México y se disculpó; ya que es la primera vez que visitan nuestro país. Al dejar el escenario con una sonrisa, Tegan and Sara dijeron adiós entre ovaciones y con el sonido de una multitud que les gritaba “¡otra! ¡otra!” detrás de ellas; claro, no sin antes prometerle a sus fans que regresarían a México.
The Walkmen @ Escenario Corona Light por Xime Goka Fotos por Rafael Ramirez
Este concierto fue un claro ejemplo de una de las fallas que envolvió a los dos escenarios Corona durante el festival: un audio deficiente y de volumen bajo, convirtió a los espectadores que se encontraban fuera del rango inmediato de las bocinas, en meros escuchas de las canciones a medio rango.
Hamilton Leithauser, vocalista de la agrupación, tuvo que cantar los primeros dos temas con un volumen muy bajo, mientras –a su muy estilo– se desgarraba la garganta y tomaba el micrófono como si de su vida se tratara. Cuando éste funcionó, hizo un par de bromas, antes de dar paso a su más conocida pieza, “The Rat”.
The Walkmen pertenece a esa gama de músicos post-punk y alt-country, cuya estética visual y sonora pertenecen a una edad madura de fumar puro y beber coñac. Como The National, su porte es impecable en el escenario y su instrumentación es igual de planificada como violenta, en especial si se refiere a la batería.
Desafortunadamente, canciones de su nuevo álbum Heaven, pasaron desapercibidas entre el sol incómodo de la tarde y la multitud pasiva. Las sutilezas de instrumentación y los cambios, que a la escucha en audífonos suenan elegantes, en vivo son casi imperceptibles, por lo que su set cayó a momentos en la monotonía. Habría que presenciarlos en un recinto más pequeño, tranquilo y con sombra.