[RESEÑA] The Last of Us

“That was intense...” -Ellie La “supervivencia del más apto” nunca tuvo tanto sentido. Después de veinte años del esparcimiento de una infección a base de esporas de un épico hongo maligno, Joel es encargado de entregar a una pequeña extraña al grupo de resistencia Firefly. Ellie, una chica de 14 años, se ve atrapada con un serio hombre desconocido que la llevará a completar su destino como la única persona inmune conocida: conseguir una cura para la infección. Estos dos coloridos personajes hacen un recorrido a casi todos los Estados Unidos peleando contra infectados y supervivientes en el videojuego mejor calificado de los últimos años por IGN, Eurogamer y Edge (que, además de calificarlo con 10, también entregaron junto con otras revistas y sitios el permio a lo mejor de la E3 del 2012). Esta pieza maravilla del 2013 fue desarrollada por Naughty Dog (Crash Bandicoot, Uncharted) para el PlayStation 3 y dirigida por Neil Druckmann y Bruce Stranley.

No sólo se trata de una gran historia (un tanto cliché por tratar de la persona inmune a una devastadora enfermedad) de la unión de dos extraños en necesidad de un corazón donde habitar en los malos momentos, es una épica que lo tiene todo: monstruos, terror, drama, comedia y sobre todo intensidad. Ambientado en un futuro apocalíptico aparentemente cercano, los protagonistas se encuentran en una infestada por mutantes agresivos, muy parecidos a los zombies. Veinte años después de la infección, Estados Unidos se encuentra en ley marcial y en una guerra de tres bandos: la milicia, los infectados y el grupo de resistencia Firefly. Así pues, solos por el mundo, Joel y Ellie se conocen a fondo y se vuelven inseparables para sobrevivir el desastre y lo que queda de su mundo.

Visualmente, se trata de una obra maestra que destaca el progreso en la tecnología del entretenimiento doméstico. Utilizaron la misma tecnología que Uncharted para sus videos, que funcionaba filmando a actores con sensores de movimiento para animación. Cada uno de los personajes tiene tantas imperfecciones y detalles que hay un momento en que olvidas que es un juego hasta que Joel se detiene a la mitad del bosque. El entorno parece sacado de una National Geographic post apocalíptica: todo destruido por la naturaleza, abandonado por su gente y silencioso como una tumba. Especialmente su cambio de estaciones (al cual se le hace mucho énfasis) se muestra con total perfección y cuidado a la topografía del estado norteamericano en que se localice la historia.

La edición de video y fotografía es poética, como podía esperarse de clavados tan pesados como Naughty Dog. Parece, a momentos, un western con monstruos por la intención contrabandista y rebelde de los personajes. Encuadres paisajistas y miradas serias y amenazantes sacan ese lado innegable de vaqueros ambulantes del futuro (sin mencionar los caballos que aparecen en Lincoln). Por el otro lado, la oscuridad se vuelve el pan de cada día, en la cual sólo se puede confiar en una triste linterna con batería aparentemente infinita. Este detalle saca la parte visual de la tensión manejada en The Last Of Us: la pantalla grande deja de ser importante y la visibilidad se reduce a un pequeño círculo en que todo puede aparecer.

El modo de juego, aunque no tan complicado como Heavy Rain, muestra una excelente interacción con el entorno por su utilización de puntos claves en el mapa. Muy parecido al trabajo realizado en Uncharted, se trata de un disparador de tercera persona que recomienda sigilo y disparos a la cabeza (en caso de usarlos). La mejor parte es la forma en que el sigilo no es con ayuda de dispositivos de invisibilidad o pasos altos en el entorno; se trata de ser lo más lento posible para pasar detrás de los monstruos y enemigos. Además los objetos olvidados o dejados por la población mundial, permiten que las armas sean modificadas. Éstas no son armas especiales, simplemente se les considera como revólver, escopeta, rifle de cacería, etc. Ofrece una gran variedad de documentos para entender un poco mejor la situación. Por si fuera poco vivir en un mundo sin amigos, las balas se terminan más de lo que esperaría cualquier gamer.

El sigilo, combinado con el supremo diseño y coordinación del sonido (liderado por Derrick Espino), marcan la característica más especial de The Last Of Us: la ambientación. Se trata de horas de tensión por el silencio y saber que cualquier sonido puede ser malas noticias. La historia presenta a tres tipos de infectados: Runners (infectados recientes, agresivos y con todos sus sentidos), Clickers y Bloaters (infectados más antiguos que no pueden ver y manejan todo por oído; de enfrentarte a uno de ellos sin las armas necesarias, el protagonista es vencido con un sólo golpe). De esta manera, para la segunda mitad uno tiene la necesidad de moverse con cuidado enfermizo en todo mapa. Parece que los diseñadores se encargaron de hacer de todo sonido algo parecido a un infectado o un enemigo.

Me tomaré un momento para intentar explicar la genialidad emanada por los Clickers. Llamados así por el chasquido de lenguas que utilizan para facilitar el movimiento y la cacería (como los murciélagos), estos monstruos se presentan en toda oportunidad que ven precisa. Lo curioso de ellos es que, incluso cuando hacen sonidos para moverse, son igual o más sigilosos que lo que se pide del jugador, así que es muy común que mientras intentas escabullirte por algún pasillo o pasar detrás de algún muro, te sorprenda un clicker hambriento del cual no puedes defenderte. Las pistolas pueden detenerlos, pero tardan más que con cualquier otro enemigo: tienen la particularidad de ser resistentes a los headshots al nivel de ser simples bocas sobre un cuello que aún pueden darte pesadillas. Lo único que los vence es la muy inusual Shiv (cuchillo casero), que es creado por el jugador con materiales escasos. De todos los universos de zombies/infectados, los Clickers reciben la medalla de oro.

La música es otro aspecto western de este producto. Original de Gustavo Santaolalla (21 Gramos, Biutiful y claro, Brokeback Mountain), la guitarra se mantiene solemne ante la devastación del planeta. Este soundtrack, descargable en la página oficial de The Last Of Us, combina la desolación y el suspenso necesarios para comprender la situación.

La narrativa es sublime y atrapadora como pocas, ordena al espectador a querer siempre saber qué sigue. Esta joya es ampliamente recomendable para gamers tanto casuales como intensos; ofrece varias horas de maravillas y belleza mezcladas con piel chinita y traseros postrados en la orilla del asiento.

Por Bernardo Álvarez

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