En la primera semana de febrero de este año, el sello de música electrónica, Static de Tijuana (reconcido internacionalmente por colocar a integrantes de Nortec en sus primeras épocas, Murcof o Fax en festivales internacionales), habría de tener una rara aparición en México DF, en el Centro de Cultura Digital (CCD). Sin mayor aviso, el showcase de Static fue cancelado, entre todas las actividades programadas para el primer trimestre del año en el foro, sin mayor aviso. Muchos de los lectores habrán ya divisado la marca en la Ciudad que se reconoce como La Estela de Luz. Muchos todavía no saben que debajo de ella, se tambalea el CCD, designación federal a través de la CONACULTA, poco antes de terminar la administración de Felipe Calderón. La noticia –sin duda– sorprendió al público: ¿Un centro de cultura digital? Se arrancó un acercamiento novedoso hacia la generación y reflexión sobre la cultura. Con retos impresionantes frente a sus gestiones, como redimir un símbolo corrompido por la asquerosa impunidad a través de interacciones desde lo digital, fue el motor que accionó al CCD. El equipo tardó unos cuantos meses en sumar a la gente adecuada para dicha tarea. Colaboradores que viven y comen de la web y los medios digitales. Nadie mejor que ellos para desarrollar una serie de actividades que en pocos meses ha acaparado a su nicho, un público políticamente activo y consciente, que por fin pudo materializar las manifestaciones virtuales gracias a la proliferación de espacios críticos sobre sí mismos y sobre su contexto. Pienso en ejemplos como el exitoso showcase de E-S-T-A-D-O o las actividades del Festival MUTEKmx. Una comunidad creativa cercana a mí como músicos, diseñadores y artistas, descubrieron la posibilidad de apropiarse de dicho espacio público, que además, se presentó generoso con los recursos necesarios, si las propuestas se demostraban íntegras. Esto, en cuanto al uso de la Estela de Luz como un foro de exposición de la creatividad digital y por qué no, como un punto de reunión con connotaciones políticas integrada de manera vanguardista al Paseo de la Reforma.
En el último cuatrimestre del 2012, la Estela de Luz rápidamente veló sus estigmas para dar paso a un lugar lleno de actividades: por ejemplo, 28 cursos gratuitos como ¨De la fotografía al Videoblog¨ o ¨Mapeo de Proyecciones¨, además de foros y exposiciones que han ayudado a conformar y entender nuestra propia cultura digital. Sumergidos en la era digital, momento que establece nuestras próximas tradiciones en distintos ámbitos de nuestra vida cotidiana, la reflexión acerca de dichos medios y tecnologías es un privilegio dado, que sería fatal perder.
Todo esto a razón de la inminente amenaza del cambio en su naturaleza por la nueva administración, la cual evalúa transformar al CCD, de un vibrante generador de contenidos e interacciones, hacia una heladera de nuestra desafortunada memoria histórica. Así, este texto tiene como objetivo llamar la atención hacia las implicaciones que la pérdida de este espacio dado, significaría para la juventud de nuestro momento, atentando en contra de lo boyante de la vida cultural en México. ¡Que la dignidad de la memoria se preserve a través de vestigios culturales, enriquecedores de una época!
Texto escrito originalmente dentro del Publimetro del 1º de febrero del 2013