El estado de Puebla es conocido y reconocido mundialmente por su cultura, tradición gastronómica, religiosidad etc. Su majestuosa arquitectura, sus mercados de artesanías, hacen de este un estado que sin duda podría denominarse como “mágico”. Desde el momento en el que se entra a este Estado podemos sentir y vivir, como en un recorrido a través del tiempo la historia que ha tenido esta entidad federativa, pero si mencionamos que Puebla es un lugar tan basto culturalmente, ¿lo mismo debe suceder con el fútbol? No precisamente. El Fútbol Club Puebla es uno de los equipos peor manejados dentro de nuestro país, peleas de directivos, fraudes, etc. Han hecho de este equipo histórico, un equipo que pelea cada temporada por no terminar en último y por consiguiente no descender. Cuando un aficionado entra al Estadio Cuauhtémoc sabe que está parado en una de las plazas con mayor pasión e historia en México. Caminando por las inmediaciones previo al partido se genera una mezcla de emociones que se pueden oler, ver, sentir a metros de distancia. El aficionado poblano vive cada partido como si fuera una final, como si no fuera a ver a su equipo probablemente en 15 días, eso es el Club Puebla actualmente. Posteriormente ya dentro del estadio uno puede percatarse de que el aficionado está tenso, angustiado, sabe lo que se juega y por eso se aferra al sueño de ver a su equipo campeón algún día o mejor dicho verlo en primera división por un rato más. A unos cuantos metros se puede observar a un aficionado mayor, un aficionado de esos que ya no encontramos a menudo, con su cigarrillo en mano y con un gesto de nerviosismo en su rostro vive los noventa minutos del encuentro. Grita, festeja, se queja, implora y por último ríe.
El Puebla consiguió una importantísima victoria frente a su similar de Querétaro por la mínima diferencia, con un gol de DaMarcus Beasley al minuto cincuenta y cinco, un resultado que da tranquilidad y sitúa al equipo en el lugar doceavo de la tabla general y que permite a los camoteros relajarse y seguir pensando en aferrarse a la primera división y quizás a una posible clasificación a la liguilla.
La verdadera pregunta es ¿podrá Puebla tener riqueza cultural, histórica y a la vez futbolística? Veremos, de momento solo tenemos que esperar.
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Emilio Rabasa // @emiliorabasa22
Xavier Portas