Por Emmanuel García (@chiwardado) “Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar”, eso dice un proverbio japonés que hace alusión a lo importante que es el proceso de conseguir una meta, de disfrutarlo y de saborear lo cosechado durante mucho tiempo. Nunca algo tan alejado de eso que el proceso mundialista de la Selección Mexicana, que sufrió como pocas veces lo había hecho en el camino, pero que al final logró su cometido, calificar a Brasil 2014.

Hoy, al medio día, Miguel Herrera anunciará a sus 23 jugadores y cada que llega un momento de esta naturaleza los medios nos ponemos a imaginar, a jugar con la suerte, con las fuentes infalibles (que suelen fallar más que el méndigo WhatsApp) y creemos tener a los convocados, me atrevo a decir, antes que el propio técnico nacional.

Esta vez creo que es mucho más complejo que en otras ocasiones; simplemente recordemos que esta selección está lejos de tener jugadores emblemáticos e inamovibles como en otros tiempos, probablemente sólo Oribe Peralta y Rafael Márquez se salven en ese renglón. Las “vacas sagradas” ya no lo son tanto, la mayoría de los jugadores a los que Miguel Herrera les ha mostrado lealtad pasan por un pésimo momento y, por si fuera poco, hay cuatro porteros en claro nivel de excelencia, de los cuales sólo podrá escoger a tres.

Francamente no me gustaría estar en los zapatos de Miguel, con varios patrocinadores a los cuales no defraudar, con muchos dilemas personales de a quién llevar y a quién dejar y con millones de aficionados, que se creen mejores que él: debe de ser un auténtico dolor de cabeza.

Lo que pase hoy nos dará mucho de qué hablar, algunos periodistas se pararán el cuello por haberle atinado a los convocados, mientras que muchos otros esconderán la cabeza por las predicciones equivocadas. Yo prefiero sentarme a ver la conferencia, prender la veladora y decir: “Miguel, lleva a quien quieras, menos al “Maza” Rodríguez y mucho menos al “Negro” Medina”.

Texto escrito originalmente para Publimetro (9 Mayo 2014)