México es un país de riquezas culturales diversas que vive en la paradoja de superarse a sí misma, luchando contra su mestizaje forzado y la geografía que la historia le brindó: alejada de Dios y cercana a Estados Unidos. Nuestra búsqueda de identidad es constante y contradictoria. Tal vez esto explique el porqué el rock mexicano sufre de bipolaridad creativa: hemos sido capaces de concebir grandes discos en una industria discográfica poderosa, y a la vez repetimos hasta la náusea las fórmulas gastadas, poniéndole el pie a los nuevos creadores y sus mercados emergentes.
Hace diez años salió a la venta Méjico Máxico, primer álbum del Instituto Mexicano del Sonido, concepto salido de la mente de Camilo Lara, quien conoce ambas caras de nuestra industria y escena musical. Fue ejecutivo en la extinta EMI y pionero del boom de las indies.
Amigo de Esquivel en sus últimos años, admirador de aquellas vanguardias antañas de poco éxito y mucha sustancia, tuvo la idea nada novedosa pero sí original de crear sonidos actuales al fundir el presente con el soundtrack del pasado cercano. Así nació el IMS, como una irónica referencia al México institucional, que hace diez años en apariencia había dejado de existir.
Méjico Máxico y el IMS, son la mezcla de los matices sonoros propios, que nuestro rock negó hasta la llegada de Café Tacvba. En este álbum la música electrónica convive con Juan Rulfo y Pérez Prado; con notas clásicas de Manuel M. Ponce y sí, con Esquivel.
El disco es un collage de loops, una máquina del tiempo que invita al baile citadino y chilango. Las imágenes provocadas en el escucha, son un revival de las épocas no vividas por los más jóvenes. Aquí se vale el dicho del old is cool. Lanzado primero en España por el sello Lovemonk, Méjico Máxico es una ventana a la época de la bonanza y la inocencia de nuestro tardío siglo XX, a la par que ahora –a 10 años– también podemos sentir una nostalgia doble por cómo era nuestra nación en aquel 2006 de las elecciones de López Obrador y Felipe Calderón.
Odiado o querido por algunos, el IMS es una fresca propuesta que llegó hace diez años. Este 28 de febrero de 2016, lo recordamos.