Si los ajolotes y las salamandras pueden regenerar sus miembros, Os Mutantes puede, más que cualquier otra especie de banda de rock -psicodélico o no-, reconstituirse aun cuando el único miembro que queda de la agrupación original de 1966 sea uno de los fundadores, el guitarrista y cantante Sérgio Dias. Tanta creatividad y energía no se desvanecen tan rápido. Menos aún el aprendizaje y la historia.
¿Quién sino ellos podía ponerle a su nuevo disco Fool Metal Jack en alusión a Full Metal Jacket, la película de 1987, donde Stanley Kubrick muestra buena parte de los horrores de la guerra de Vietnam? La canción homónima, inspirada en cualquiera de esos fools (bobos) que uno se topa en lo aeropuertos de Estados Unidos listos para defender quién sabe qué en quién sabe qué país musulmán, es casi una marcha hecha de bajo y percusiones -y claro, algunos sonidos indescifrables- sobre la que Dias gime en el papel de un soldado herido, bañado en su propia sangre, rodeado del enemigo en una “guerra del infierno”, mientras el resto se une para clamar “No More War”.
Pero en el mismo álbum, precisamente porque pasaron del Tropicalismo al Rock Progresivo y vivieron todo lo que sucedió en Brasil y el mundo de 1968 a 1974, pueden permitirse sonar a (lo más osado) del Art Rock; usar armonías que recuerdan a sus contemporáneos Supertramp y Jethro Tull (“To make it beautiful”, “Into Limbo”); o recordar también un poco a David Bowie (en “Time and Space”). Y dejarnos a todos con la duda de hasta qué punto se pitorrean cuando le cantan a la mariguana y a la libertad a ritmo de reggae en “Ganja Man” o exploran la meditación en “Bangladesh”, donde hablan de reencarnación y alaban lo mismo a Hari Krishna que a Hari Judas o a Hari Lucifer.
O darle voz al ácido, que en el “LSD Vals” recuerda los tiempos en que, ”sin necesidad de hablar, lo sabíamos todo”. Una evocación que resuena de un modo particular en el trabajo de una banda cuyo co-fundador, Arnaldo Baptista -el hermano de Sérgio-, estuvo en coma tras tirarse del balcón de un instituto psiquiátrico por el abuso de esta droga.
Y está “Eu Descobri”, un tema acústico compuesto por Gilberto Gil que interpreta aquí la nueva vocalista Zélia Duncan sobre una base de cuerdas y flautas… con todo para convertirse en un clásico en la misma línea que “Baby”, ése inextricablemente ligado a Rita Lee, la vocalista original, que solía salir a escena en vestido de novia, para mofarse de las normas del Brasil de la dictadura tal y como sus compañeros se vestían de general del ejército napoleónico, de cura o de cualquier otra subversiva ocurrencia.
Rita, que se separó de la banda en 1972, dos años antes de que Os Mutantes se disolvieran por casi treinta años, rechazó unirse a esta nueva encarnación y los acusó, según The New York Times, de “bola de viejos que quieren juntar dinero para sus tratamientos geriátricos”.
Queda claro como un escupitajo que no comparte el deseo Sergio de seguir gozando el viaje un rato más. Y que tampoco confía en que el proyecto tiene todavía con qué reconquistar a muchos antiguos fanáticos, o incitar a los que no habían nacido en su ultimo concierto a descubrir por primera vez a estos talentosos y pelados brasileños que inspiraron a muchos de los músicos que escuchan.
Qué envidia dan ellos.