A pesar de que uno ya puede pagar el boleto de estacionamiento en una máquina en lugar de hacerlo con una persona que te atienda, la rebelión de los robots aún no ha llegado. Desde inicios de los años setenta, una de las bandas pioneras del género electrónico, Kraftwerk, se dedicó a hacer música y a parodiar robots con vida propia o máquinas capaces de sentir, de bailar y de hacer música que remitían al futuro. Tal vez actualmente vivimos en ese futuro que Kraftwerk se imaginó: rodeados de tecnología, inmersos en redes sociales y dependientes hasta cierto punto de las máquinas. Si el futuro es hoy, entonces sería interesante conocer qué música ha hecho un ex integrante de esta mítica banda oriunda de Düsseldorf: Karl Bartos, y su más reciente trabajo de estudio llamado Off the Record.
Karl Bartos estudió música clásica en el conservatorio de Düsseldorf, en donde se especializó en percusiones. En 1975, Florian Schneider y Ralf Hütter lo reclutaron para que se uniera a Kraftwerk cuando él apenas tenía 23 años; desde ese año hasta 1990, Bartos fue uno de los percusionistas del cuarteto alemán. A lo largo de su carrera en Kraftwerk, Bartos fue pieza clave para que estos alemanes lograran ese clásico sonido de percusiones que hacen alusión a grandes máquinas o fábricas industriales. Ritmos básicos y elementales en la música electrónica fueron establecidos por este hombre en canciones como “Trans-Europe Express” o “The Man Machine”. Tras su separación de Kraftwerk, Bartos formó un nuevo proyecto llamado Elekrtic Music en donde siguió por la misma línea de la electrónica con dos álbumes. En 1991, junto a Bernard Sumner (New Order), Johnny Marr (The Smiths) y Neil Tennant (Pet Shop Boys), formó una súper banda llamada Electronic, en la que podíamos escuchar ese sonido pop electrónico ochentero consolidado en el Reino Unido con su toque robótico brindado por Bartos. En 2003 Bartos lanzó su primer disco solista bajo su nombre de pila, éste se llamó Communicaction. Diez años después, el percusionista nacido en Berchtesgaden, Alemania, ha regresado con Off the Record para ponernos nostálgicos y para recuperar ese sonido clásico de la música electrónica con el que Alemania se dio a conocer al mundo dentro del universo musical.
Aunque Bartos se ha mantenido relativamente activo dentro de sus años post-Kraftwerk, al parecer se había guardado algunos secretitos que para 2013 por fin podemos escuchar. Cuando Kraftwerk se encontraba en su apogeo a finales de los setenta/inicios de los ochenta, Karl Bartos escribió un diario acústico secreto al cual le llamó “Off the Record”. Más de 30 años después la disquera Bureau B (Cluster, Faust, Whirlpool Productions) le pidió a Bartos que rescatara esos trabajos y que hiciera algo con ellos. Este percusionista contaba con grandes pilas de grabaciones y cintas que incluían todo lo que él compusiera en aquella época y que habían quedado guardados en el cuarto de los trebejos. Tras semanas de rescate, Bartos pudo extraer 12 canciones, trabajarlas digitalmente en su computadora y recrear un álbum completo en el que de inicio a fin los ritmos y percusiones repetitivos, hacen un gran juego musical con las voces explotadas en el Vocoder; tal y como Kraftwerk lo hiciera en su momento.
El disco abre con “Atomium”, el primer sencillo de Off the Record y con el que fuimos testigos del regreso de Bartos. Una canción agresiva y misteriosa que nos hace pensar en la posibilidad de la utilización de armas nucleares y la amenaza que éstas significan. Luego le sigue “Nachtfahrt”, un tema que por un lado nos hace recordar a varios de los influenciados por Kraftwerk, como OMD, Human League o Soft Cell; por otro lado nos recuerda a la legendaria “Autobahn” de 1974, ya que también habla de conducir en un automóvil, “Nachtfahrt” significa “manejada de noche” (y es cantada en alemán). Algo digno de señalar es que Bartos trató de retomar todos los sentidos de humor o variantes que el cuarteto de Düsseldorf tenía: canciones movidas y bailables (claro, bailables para quienes gustan de danzar como robots) como “Without a Trace of Emotion”, “Musica Ex Machina” y “Rhythmus” que tienen todo el sonido del Computer World de 1981. Otra variante de Off the Record es la emoción de saber que un ex Kraftwerk está al comando, de modo que también hay canciones lindas y tranquilas, tales como “International Velvet”, “The Tuning of the World”, “Instant Bayreuth” y “Hausmusik” que nos remiten a las primeras canciones compuestas por Kraftwerk en los inicios de los setenta con Ralph & Florian (1973) y Autobahn (1974). Pero Bartos también incursiona en esos sonidos más complicados y ásperos, es decir la faceta experimental. Canciones como “The Binary Code” que suena como a una computadora sobresaturada por tantos archivos guardados en su memoria, “Vox Humana” y su oscuridad escondida en letras robóticas cantadas en latín, o el penúltimo track que tan sólo dura 6 segundos y se llama “Silence”, la cual es literalmente 6 segundos de homenaje al silencio.
http://youtu.be/byYl3erK3cc
Off the Record no ofrece nada nuevo a la música, pero sí funciona como un gran auto-homenaje y es una bella y elegante manera de recordarnos que la música electrónica no habría sido como la conocemos actualmente de no haber sido por Kraftwerk. Off the Record podría ser un disco más de la banda de Düsseldorf y más porque se trata de composiciones realizadas en los años clímax del cuarteto. Éste es un álbum que podría asemejarse al reciente m b v de My Bloody Valentine, I’m New Here de Gil Scott-Heron o The Next Day de David Bowie, ya que estos nombres, junto al de Karl Bartos, es hablar de pioneros, es decir, artistas que dejaron su nombre y su huella con un legado muy grande. A pesar de que bandas y artistas nuevos siguen la línea de éstos, ellos dejan claro que los fundadores o los jefes son ellos. De esa misma forma Karl Bartos nos muestra que Off the Record es un recordatorio de cómo la música electrónica inició en su camino del pop.