Un par de jóvenes universitarios esquematizaban una vida llena de modelos y drogas; una vida corta y llena de pretensiones. Compusieron su imagen alrededor de amoríos con actrices, himnos para adolescentes alcoholizados y colores neon. Después, trataron con tanto ahínco de quitarse dicha proyección de muchachos malcriados y fiesteros, que terminaron siendo víctimas de sus propios caprichos, y sí, pretensiones.
Es ya de saber popular -y repetido hasta el cansancio- como Ben Goldwasser y Andrew VanWyngarden, los integrantes de MGMT, tomaron el rumbo menos transitado después del éxito que les supusieron “Time To Pretend” y “Kids”, incluidas en su debut Oracular Spectacular (Columbia, 2008) Canciones de pop electrónico con tintes de experimentación psicodélica (lo suficientemente amable para incluir a un gran espectro de escuchas).
Si se pasaba de largo a los hits inmediatos, el Oracular Spectacular estaba lleno de joyas en bruto (“4th Dimensional Transitions” “Of Moons, Birds & Monsters” y “The Handshake”) que posteriormente se convertirían en el polarizado y enigmático segundo álbum: Congratulations (Columbia, 2010); disco cambiante, rico y frondoso a cada escucha, y que fue subvalorado por la falta de potenciales éxitos para spring breakers.
Al perder a la mayoría de sus fanáticos y al generar a otros -posiblemente con más credibilidad- como Panda Bear (Animal Collective), Bradford Cox (Deerhunter/Atlas Sound) y Thomas Bangalter de Daft Punk (todos ellos admiradores del Congratulations) la expectativa para el tercer álbum era de diferente tipo. Bajo la premisa de que estaban influenciados por Aphex Twin y el house -entre otras cosas- se predecía un relanzamiento hacia el estrellato, o la lapidación definitiva del mainstream musical.
Volvieron a traer a Dave Fridmann, productor de su primer disco (tal vez con la esperanza de regresar a la mística despreocupada de aquél álbum) y se encerraron en una cabaña en Nueva York. Fridmann (también productor de los Flaming Lips y Mercury Rev) funcionaría como elemento equilibrador entre los experimentos de techno rave de VanWyngarden y los berrinches de un perfeccionista como Goldwasser. El resultado sería un álbum homónimo tan confuso, como las ganas de MGMT de mantenerse al margen del pedestal y el éxito mediático.
http://youtu.be/Cye-1RP5jso
El primer sencillo oficial de MGMT: “Your Life is a Lie” es la confesión, ya sabida, de que no todo resulta como uno espera al crecer. Y también encierra uno de los defectos más notables de MGMT: la repetición abstracta y redundante.
Los sonidos graves toman predominancia en el disco, sobretodo en la segunda parte del mismo; secuencias rítmicas angulares, bajeos pesados, atmósferas asfixiantes.“Good Sadness” enmarca la mitad del álbum; hay más capas de sonido peleándose entre sí mismas, muy o demasiado similares a lo que hace Bear in Heaven. Una canción nocturna y tal vez, la más interesante del disco, que aun así, está muy lejana de convertirse en un tema popular.
VanWyngarden decía en una entrevista, que les sería imposible ahora grabar canciones pop, y que aunque se lo han propuesto, los resultados siempre son aberrantes. “Astro-Mancy” por ejemplo, es el resultado de la conjunción de un juego lúdico infantil por parte de VanWyngarden y las habilidades técnicas de Goldwasser. El resultado, es una armonía orbital y sónica que difícilmente entra dentro de la definición de “canción”.
Contrario a lo que se pudiera pensar, MGMT no es un disco difícil a la escucha; no pone más trabas que los intentos ocasionales de estirar un concepto hasta loopearlo en un aburrido patrón. Los tracks más amigables suenan a ellos; pero no son innovadores, ni rebeldes, ni brillantes. “Plenty of Girls in the Sea” suena a parodia de “Yellow Submarine”, y demuestra -posiblemente- sus propósitos: querían ser una burla a la mediocridad. Querían fama pero no querían sus consecuencias. Y fue esa misma incongruencia la que los llevó a la producción de una obra confusa; a la mezcla de no-ideas bien ejecutadas.
En conjunto, MGMT posee cierto encanto, esa característica nostalgia por un mundo menos corrosivo y más parecido a lo que se imagina uno cuando construye universos en la infancia. Aquellos jóvenes que buscaban la experimentación como mantra de vida, aún están en proceso de crecimiento. El talento se vislumbra con destellos escondidos bajo una embarrada de pequeños desvaríos. Pero los fanáticos distan mucho de ser los padres pacientes que aguantan los arranques adolescentes; se cansan y eventualmente, dejan de escuchar.
El disco físico del extracto lo pueden encontrar en la Roma Records, que se encuentra en Álvaro Obregón 200, Colonia Roma. Para más información visiten su sitio web: laromarecords.com