El motivo por el que estoy por primera vez en una sede olímpica es gracias a Ibero 90.9, en específico a los chicos de adidas que se pusieron guapos y nos trajeron a mi compañero y amigo Enrique Beas (de La Barra 90.9) y a mí a gozar la experiencia olímpica. La idea de estos posts es compartir con ustedes una suerte de diario de actividades, para que no se me olvide y para que se den un quemón de lo que sucede en la capital británica durante este importante evento para la humanidad. Después de 14 horas de vuelo llegué a Londres. El vuelo fue un martirio. Soy un tipo grande, mido 1.87m y los viajes en avión resultan ser una grosería para mis rodillas. Más, si voy en medio de dos tipos que seguramente hicieron trampa y tomaron algo que los durmiera las 10 horas entre el DF y Ámsterdam. Estuve atrapado, no me podía parar, estirar un poco las piernas entre película y película. Después de una conexión llegué a Londres. La ciudad vibra por el caos que un evento así conlleva. Hay carriles especiales para los atletas y los medios, cosa que desquicia el tráfico. Las tiendas, pubs y restaurantes vomitan gente. Las esquinas están más congestionadas que Plaza Meave un sábado por la tarde. Se siente una vibra extremadamente turística. Hay algunos que lo disfrutan, los ingleses, dentro de su esquema, creo que no.
La primera actividad fue una bienvenida de todo el grupo al Graphic, un bar muy cuco en Golden Square, cerca de Soho, el área bohemia de Londres, que confluye con la emblemática zona de Picadilly Circus. En Soho están todos los teatros, las tiendas y básicamente la turisteada salvaje. El lugar, cuenta con una amplia carta de cocteles y una moderada oferta comida británica; es decir, pollo y pescado... no podíamos esperar más. Un DJ que pasaba del jungle a las cumbias hacía su chamba, mientras los godínez británicos festejaban el inicio del fin de semana y parlaban con cualquier persona que hablara extraño. A pesar de la naturaleza cosmopolita de la ciudad, no están acostumbrados a que tanta gente venga de fuera.
Salimos, en busca de más, pero desgraciadamente en esa zona, o te pones zapatitos y te peinas con gel, o no entras a los lugares. Terminamos en un bar horrible... de turistas, en la zona de Leicester Square tomamos una helada pint de lager británica y emprendimos el regreso al hotel. Después de 14 horas, era justo. A continuación, un recuento en video de lo que pasa un viernes a la media noche al agarrar el metro.Rv5vOnX6DNQ