Los Juegos Olímpicos de Invierno son sinónimo de desarrollo, no sólo en el ámbito deportivo sino también social, político y económico. En este evento únicamente las grandes naciones se consagran, dependientes siempre de cuestiones climáticas y de los máximos adelantos tecnológicos. Una fiesta de elite que demuestra que su aparente frialdad es una máscara de las emociones llevadas al límite.
Después de 90 años de una historia bajo cero, la vigesimosegunda edición de los Juegos Olímpicos Invernales se celebró por primera vez en Rusia y como el primer mega evento deportivo después de la caída del Muro de Berlín. La sede, la ciudad veraniega de Sochi ubicada entre el Mar Negro y las montañas nevadas del Cáucaso. Seis meses antes de comenzar, esta edición entró dentro de la polémica, debido un posible boicot por las legislaciones anti-gay en Rusia, el desvío de recursos y las amenazas terroristas.
Previo a su espectacular inauguración, Sochi 2014 ya contaba con diversos records: la sede más compacta, la más calurosa, así como los juegos más caros en la historia del movimiento olímpico. El calor se hizo presente dentro de la primera semana de actividad ya que se registraron hasta 18 grados centígrados. Por fortuna el frío regreso a Sochi, aunque la neblina también afectó durante dos días y lo que provocó la cancelación de algunas pruebas.
Afortunadamente los problemas políticos, logísticos y sociales se vieron opacados por el espectáculo deportivo que reafirmo el desarrollo de gran nivel requerido para estos Juegos Invernales. Se realizaron 98 competencias de 15 disciplinas de invierno y debutaron 12 categorías en las que principalmente se logró mayor participación de las mujeres. Se rompió record de naciones participantes con 88 aunque sólo 26 países consiguieron al menos una medalla.
Rusia a pesar de los problemas que se resaltaron meses antes, demostró su resurgir en el terreno global y deportivo al llevarse el medallero con 33 medallas en total: 13 de oro, 11 de plata y nueve de bronce. Esta nación no ganaban en el medallero desde los Juegos de Lillehamer en 1994, aunque su dominio en esta ocasión fue mayor, ya que consiguieron triunfos en diversas disciplinas destacando en el Patinaje Artístico.
Los Holandeses en el sexto lugar del medallero, acapararon el Patinaje de Velocidad llevándose casi el 70% de todas las medallas en esta disciplina y cuatro veces el “uno, dos, tres” en el pódium. Alemania que se mantuvo en primer lugar del medallero durante varios días, al final terminó en la quinta posición, fueron los reyes absolutos del Luge aunque también se posicionaron en diversas disciplinas. Canadá en el tercer puesto, demostró saber trabajar en equipo ya que de manera histórica se colgó las cuatro medallas de los deportes de conjunto: el Hockey y el Curling, en las categorías varonil y femenil.
De manera sorpresiva, Estados Unidos se quedó sin medalla en Hockey varonil aunque fue el segundo país con más medallas y cuarto lugar en el medallero destacando sobre todo en el Ski Freestyle y el Snowboard. En la montaña con la máxima tradición invernal, Noruega obtuvo el mayor número de medallas en el Ski Alpino sobre todo en distancias largas. Después de estar varias veces en el primer lugar del medallero se quedaron con el segundo puesto muy cerca de los de casa.
Para Latinoamérica el panorama no fue para nada alentador, una medalla para esta parte del mundo parece aún bastante alejada. Chile y Argentina que contaban con los representantes más fuertes, quedaron bastante lejos de lo esperado. Nuestro “hibrido representante mexicano”, Hubertus Von Hohenlohe, no pudo ni siquiera terminar la prueba de slalom y se despide de manera lamentable de la competencia olímpica después de 30 años.
Con una conmovedora y elegante clausura, Rusia demostró aquel retorno en la escena global y deportiva, que pretendió desde un principio al ser un anfitrión a la altura de un evento tan desarrollado como unos Juegos Olímpicos Invernales. Por muy alejados que nos sintamos de la expresión de estos deportes por diversas razones, este evento se ha convertido en uno de los más espectaculares que son el reflejo de un proceso de perfección y donde el desarrollo depende de muchos factores.