Con la proliferación de las diferentes categorías de gadgets como smartphones, phablets, tablets, computadoras convertibles 2-en-1 y demás, el poder de procesamiento toma un papel cada vez más relevante. Esto lo digo porque ya es común contar con pantallas táctiles, almacenamiento en la nube y tener cámaras de hartos megapíxeles en un diseño similar.
Si bien el sistema operativo aún es un claro diferenciador entre las tribus digitales, lo es más el procesador.
Vayamos por partes. El microprocesador –el cual se refiere obviamente al tamaño- es el circuito integrado que sirve como cerebro para cualquier dispositivo. Se encarga de ejecutar los programas y las tareas de los usuarios. Mientras mayor sea la capacidad de procesamiento podrá hacer varias cosas a la vez, lo cual es conocido como multitasking.
Cuando obtenemos un nuevo dispositivo como los comentados al principio de la nota, como usuarios exploramos las aplicaciones prácticas que son posibles realizar con el mismo. Configuramos nuestro correo electrónico, nuestras redes sociales y las principales apps de uso diario.
Sin embargo, una vez que vamos dominando el gadget, también vamos encontrando sus limitantes. Cuántas funciones simultáneas puede realizar y el tiempo que tarda en cada una. Todo esto sucede hasta que, como usuarios, comenzamos a esperar al dispositivo a que encienda, abra o ejecute algún comando específico. Es normal.
Todo esto lo escribo porque la semana pasada estuve utilizando la Tablet Dell Venue de 8 pulgadas con sistema operativo Android KitKat –la versión actualizada del que uso en mi teléfono inteligente- y la experiencia fue muy agradable. Cuenta con un procesador dual-core Intel Atom Z2580 a 2.0 GHz, el cual ha sido especialmente diseñado para dispositivos móviles con la finalidad de dar el mayor procesamiento de bajo voltaje para no drenar tu batería.
Pude abrir varias apps sin que se trabara, no tuve que esperar a que apareciera el teclado para escribir y pude cambiar de programa sin mayor problema. Esto se traduce en que, como usuario, pude realizar más actividades en el mismo tiempo y, por lo tanto, elevar mi productividad.
Este es solo un ejemplo de cómo al migrar a un dispositivo con mayor poder de procesamiento te permite incrementar tu potencial como usuario. Claro, no siempre un mejor procesador es la mejor compra; en especial si solo utilizas tu dispositivo para las actividades más básicas. Pero si el problema con tu gadget es el procesador, te recomiendo que te fijes bien antes de comprar a su sustituto.