El fútbol mexicano es extraño. Las diferencias entre los último lugares de la tabla y los primeros realmente no son muchas. La semana pasada muchos nos sorprendimos con la victoria del Pachuca sobre el América en el Estadio Azteca. Días después la Potro Gira del Adiós llegó a Pachuca, el Atlante le ganó 0-1 a los locales. ¿Alguien entiende eso? Pues yo no. El Estadio hidalgo no es muy grande, pero ayer se sólo se presentaron poco más de 18mil espectadores. Cada que me toca visitar ese estadio hay algo que me llama la atención, el Pachuca no tiene porra. Sí hay aproximadamente doscientas personas (soy malo haciendo cálculos) cantando y saltando, pero vaya, son doscientas personas. ¿Afición? Bueno, eso sí tienen, aunque tampoco en gran número. Lo sorprendente fue ver la tribuna visitante repleta de atlantistas. Probablemente fue por la cercanía con la Ciudad de México, su antigua sede, pero sobresale que un equipo que lleva meses en el último lugar de la tabla de descenso convoque tanta afición. Muchos lo han dicho y parece ser cierto, el descenso vende, el descenso es negocio.
El partido, como era de esperarse, fue muy aburrido. La primera llegada, y único gol, se dio al minuto 26’ por parte de Roberto Gutiérrez. Con esto me pude dar cuenta que los atlantistas no sólo estaban en la esquina de la cabecera sur, sino que también en las zonas adyacente, así como en la tribuna superior. Así es, los visitantes hacían más ruido que los de casa. “Somos locales otra vez” coreaban los del Atlante.
Los Potros de Hierro no juegan como un equipo tan malo, juegan como un equipo común y corriente de la Liga Bancomer MX. Son uno más, pero vale la pena mencionar que ser uno más no es bueno. La defensa es impecable. Mauricio Romero es un gran central, los cuatro de atrás logran mantener el orden necesario para que no les anoten. El problema surge cuando quieren atacar. Son un desastre. Alejandro Vela por momentos es delantero, luego lo mandan como lateral y por momentos aparece como volante. Todos estos movimientos obligan a jugadores como Michael Arroyo a retirarse de su zona. Arroyo usa el número nueve, pero a veces está recuperando balones atrás de media cancha y otras está atrás de Vela. Imposible entender su aparato ofensivo.
Pachuca no es que esté desorganizado, es que fallan pases que no deberían. Tienen errores infantiles y ese es el problema que le vio a su equipo el Profe Meza. El espectáculo se presentó en al conferencia de prensa. Siempre es agradable escuchar a alguien tan simpático como Enrique Meza. Un periodista le pregunto si le sorprende que el Conejo Pérez sea el héroe del equipo, Meza respondió: “No es el conejo Buggs, es el conejo Pérez”. Imposible no sonreír cuando Meza responde los cuestionamientos de los periodistas.
El Atlante está cerca del Veracruz y el Atlas en la lucha por no descender, parece que en la Liga MX el verdadero espectáculo está ahí.