Acomodamos todo en cajoncitos y archiveros, por colores, tamaños, categorías y funciones. La organización le da un poquito de sentido a nuestro mundo, y nos tranquiliza saber que dentro del caos, existe un poquito de orden. Es difícil hacerlo con cosas materiales; es monstruoso medir y enmarcar la música. Pero vale la pena intentar. Casi todos los músicos se enojan cuando se les pregunta a que género musical pertenecen. "No nos gusta encasillarnos, preferimos considerarnos como una mezcla de influencias y sonidos". Pamplinas. Para fines prácticos, Rusko es dubstep, My Bloody Valentine es shoegaze y Massive Attack es trip hop. Claro que no le corresponde al artista autoclasificarse, él tiene su propio trabajo. Le toca a los consumidores, los clavados, adentrarse en el caos y tratar de acomodarlo con etiquetas bonitas de la papelería.

Alguien más ya se adelantó a esta tarea. La página web Every Noise At Once despliega un mapa comprensivo de muchísimos géneros musicales, desde el indie rock y electro house hasta la psicodelia japonesa y el punjabi, con todo y muestra auditiva de lo que la categoría representa. Algo así como el famoso mapa que Jack Black traza en el pizarrón en la película Escuela de Rock. Géneros hermanos son vecinos, música aislada como las percusiones africanas se encuentran en un borde del mapa. Darle click a una familia musical te transporta a un nuevo mapa, esta vez de la red de artistas que se pueden considerar similares dentro de la clase que a alguien se le ocurrió delimitar.

Sí, faltarán familias musicales; no, probablemente no encontrarás a esa banda obscura que no encuentras ni en Youtube; pero Every Noise At Once comparte una guía para digerir música, desde el más neófito hasta el más experto. De todas maneras, siempre necesitamos acomodar nuestros juguetes antes de volverlos a regar en la alfombra de la casa.

Columna escrita para el Publimetro del 23 de agosto del 2013