“And the rain is falling and I believe my time has come. It reminds me of the pain I might leave, leave behind…”
Palabras que hoy más que nunca duelen en lo más profundo.
https://www.youtube.com/watch?v=A3adFWKE9JE
A pocos días del triste fallecimiento de Chris Cornell, recordamos la lírica de “Grace” de Jeff Buckley, en una fatídica y casi presagiosa canción. Chris Cornell y Jeff Buckley, tanto en común; músicos, amigos entrañables, fans de Led Zeppelin, mutua influencia y dos de las voces más representativas y maravillosas de la década de los noventa. Voces que resonarán por siempre; en nuestros recuerdos, en los acordes que nos transportan a alguna inolvidable memoria y sobretodo, en el escalofrío que provoca su partida.
Pero también eran muy diferentes, y eso no es necesariamente malo. Por decirlo de otra manera, se complementaban como un acorde de dos notas. La oscuridad de Chris, su poderosa y resonante voz, sus guitarras trepidantes; sobrepuesto con la gracia de Jeff, su voz casi angelical, y su romántico y sosegado estilo.
En aquella década, Jeff Buckley lanzó su primer y único álbum de estudio, el épico Grace , lo presentó en giras por todo el mundo, ganándose el cariño y respeto de grandes como David Bowie y Jimmy Page. A la par, Chris Cornell plantaba los cimientos del género grunge con su banda Soundgarden, en Seattle, convirtiéndose en uno de los cuatro gigantes y pioneros del mísmo.
Jeff, harto de las presiones de una disquera y de la fama que esto conlleva, decide desprenderse de su nombre y enfrentar a las disqueras por medio de shows en pequeños cafés y bares alrededor del mundo, presentándose bajo un seudónimo diferente en cada presentación. Chris, por su parte, veía como el movimiento grunge caía poco a poco en las garras del consumismo, no entendía cómo una corriente que iba en contra de todo esto, de repente, tuviera portadas en revistas famosas, contratos millonarios con disqueras enormes y les importara más si se habían cortado el cabello, que la música que creaban.
Esa rebeldía “antisistema”, fue el inicio de la amistad entre Jeff Buckley y Chris Cornell.
Una casi hermandad que se mantuvo por muchos años, hasta el terrible 29 de Mayo de 1997; día en el que lamentablemente Jeff Buckley falleció, dejando a miles de fans, músicos, amigos y familiares devastados; entre ellos, Chris Cornell. Él describía a Jeff como: “Una persona llena de vida, enamorado de la idea de experimentar todo. La gente hablaba de él como hablan de Hendrix, definitivamente tenía aura. Es imposible decir lo que tenía alguien como él, algo que atraía a las otras personas, pero lo tenía más que cualquier persona que haya conocido”.
Sumándose a todo esto, Chris aseguraba que dentro de las cosas que más le dolían, era la idea de no poder saber qué estaría haciendo Jeff musicalmente hablando y que la posibilidad de escuchar más música de él además de verlo crecer creativamente se había esfumado. Se había hecho a la idea de un mundo lleno de creatividad, y repentinamente, un gran pedazo de éste se había desprendido.
“Algo sólo como que pasa, pareciera como una película. Te sales de realidad, actúas como si estuvieras en una película, pero esto es real. Él tenía una manera de tocar las canciones más hermosas y de cantarlas con su peculiar estilo; con eso, te hacía sentir en un borde incómodo que creaba principalmente con la voz”
Pero Chris Cornell tuvo una maravillosa forma de canalizar toda esa tristeza y transformarla en algo positivo. En 1999 decide lanzar su primer álbum como solista y dedicarlo como tributo a Jeff Buckley, un álbum lleno de tintes soft rock y el que le dio oportunidad a Chris Cornell de mostrar más su lado abocado y suave: el emotivo Euphoria Morning. La canción más obvia dedicada a Jeff es el séptimo track, una canción llamada “Wave Goodbye”, en la cual expresa (líricamente) lo difícil que ha sido decirle adiós, lo mal que la pasa tratando de olvidarlo y sobretodo haciendo énfasis en lo mucho que lo extraña; sorprendentemente no es una canción que te deprima, al contrario, plasmó a la perfección la esencia de Jeff que él mismo describía y creó una canción llena de groove y soul.
https://www.youtube.com/watch?v=3dH9lAH4W70
El 19 de Octubre del 2011, Chris Cornell tuvo una presentación acústica en el Palais Theatre en Melbourne. En ese show, Chris, estaba sentado (cosa que raramente hacía mientras tocaba), tenía sólo su guitarra, su voz, y anécdotas. Junto a él, como parte de la decoración, había un teléfono rojo; una mujer en el público le gritó a modo de pregunta que cuál era la razón de dicho teléfono, Chris respondió que la mamá de Jeff Buckley se lo había regalado cuando él murió, que lo llevó por accidente a su primer acústico y que se había vuelto tradición que en todos sus shows acústicos lo acompañara ese teléfono rojo en espera de que algún día Jeff lo llamara. La influencia y cariño de Jeff Buckley, literalmente y metafóricamente, siempre lo acompañaban.
https://www.youtube.com/watch?v=-8oqBwlVXDM
En Marzo del 2016, Columbia Records, lanza a la venta un álbum de Jeff Buckley con canciones inéditas y covers grabados en 1993. Éstas canciones se encontraron mientras buscaban archivos perdidos para el 20 aniversario del álbum Grace, las canciones no habían sido mostradas al público por inseguridad del mismo Buckley, no estaba satisfecho con las sesiones. Y no podía faltar el comentario/reseña de Chris Cornell: “Si eres fan de Buckley, esto será como Navidad para ti. Es una colección de canciones que en verdad muestran otro lado de él, y tal vez muestren como en realidad yo lo veía, de la manera en que me hizo quererlo como artista y como persona”.
Es evidente la influencia de Buckley sobre Cornell, el lazo intangible e irrompible que los unía; que los sigue uniendo. Ahora que los dos han dejado este plano, podemos asegurar que esa conexión sigue, y que si creemos en ello, están en algún lugar tocando juntos, aunque sea en nuestra mente o nuestras bocinas.
Sólo podemos recordarlos y revivirlos a través de su música, y en palabras de Jeff Buckley:
“No necesito ser recordado, sólo espero que la música sea recordada”