Con cuatro años en el reloj, Moderat decide lanzar su segunda producción completa, mostrando una evolución a comparación de su primer álbum. Y después de marcar tanto territorio con Moderat, pero sobre todo después de tanto tiempo, dejaron a todos sus fans con diferentes expectativas de qué es lo que ofrecerían en este disco.
Tras una pequeña introducción, que involucra la combinación de diferentes sonidos casi arrítmicos, llega su primer sencillo “Bad Kingdom”. Esta pieza tiene la forma que ya marcó el trío con su disco anterior: ritmo rápido con percusiones que te hacen bailar, voz masculina con una melodía muy pegajosa, y sonidos bajos que hacen temblar a las bocinas (y a tu columna también).
Por el momento esta es la única pieza que tiene video. Una producción que incluye un arte visual alucinante con una historia que solamente después de dos o tres vistas se logra entender por completo. El bombardeo de imágenes deja un sabor abrumador mientras cuenta el relato del poder de un hombre.
http://youtu.be/I1gewNVv1UY
El diseño visual no sólo es impresionante en este video. La portada del álbum también cuenta con una imagen que pone a pensar. En frente de un fondo azul pastel hay un hombre quitándose una mascara, probablemente la mascara que enseña a la sociedad.
“Bad Kingdom” abre las puertas al resto del álbum que muestra que los DJs tienen un lado sensible, y que lo saben aplicar perfectamente a su disco. Lo que sigue son obras ambientales. No la típica canción que te hace bailar en el antro más underground de tu ciudad, sino algo mucho más profundo. Esto, sin perder el toque electrónico.
Es así como notamos las percusiones más tranquilas, sin embargo muy presentes, acordes de sintetizadores que duran casi un compás, y la voz se transforma en puros sonidos como “eeh” y “aah”. Estas características son clarísimas en “Versions”.
Entonces Moderat pasan de ser esos DJs misteriosos que te hacen saltar como loco, a unos hombres misteriosos que te hacen meditar sobre sentido de la vida. Hasta el nombre de algunas canciones puede invitar a estos pensamientos, como “Therapy” y “Damage Done”.
La pieza más larga del álbum, y también el clímax de este, es “Milk” (10:04). En esta canción, notamos como el trío alemán no tiene miedo de la repetición, y usa este elemento para provocar la piel de gallina en cada persona que lo escuche. Varios compases frecuentan los mismos sonidos en la misma nota, y justo cuando menos lo esperas bajan todos esos sonidos unos cuantos tonos, causando un impacto emocional enorme. Además la intensidad de la canción sube paulatinamente hasta saturar los oídos de los escuchas durando los dos últimos minutos.
En “Gita” volvemos a escuchar los bajos tembladores de bocinas y la voz masculina que acompaña muchas canciones. Sin embargo, se queda con el toque profundo e intenso tan notorio en II.
Las últimas canciones retoman el tempo lento y relajador. Es con “This Time” que Moderat le da un cierre a esta meditación electrónica. Definitivamente muestran un desarrollo y una metamorfosis de su producto anterior, dejándonos un álbum innovador y precioso. Lo que queda por ver es como va a evolucionar el grupo de fans de este trío. Si se quedarán muy leales los que bailaban con Moderat o llegarán unos más clavados.