Fuera de Campo #7 Por Irad León @IradLeon
Thomas Müller, el nuevo “Bombardero”
Thomas Müller debutó en marzo de 2010 a sólo tres meses de iniciar el mundial de
Sudáfrica, en contra de Argentina. Más allá del resultado (Alemania perdió 0-1) y
su desempeño (66 min.), quedó la anécdota de que Maradona lo confundió con un
recogepelotas cuando se lo encontró en la sala de la conferencia de prensa. Meses después
el “Pelusa”, jamás olvidaría el rostro del joven alemán que comenzaría a destrozar su
Argentina, en los cuartos de final del Mundial del 2010...
...A 2:30 minutos del inicio el juego, Schweinsteiger cobró una falta de tiro libre en la
que los argentinos más preocupados por Miroslav Klose, dejaron entrar casi solo a Müller
que remató con la cabeza el esférico para vencer a Sergio Romero. La ambición de Müller
lo llevó a que en la segunda parte, marcado por Demichelis y ya en el suelo tras recibir
un golpe del argentino, filtrará un pase inesperado a Podolski quien centro para Klose
que anotó el 2-0 dentro del área chica. En el tercer gol jaló la marca de dos y hasta tres
argentinos para que “Schweini” entrara hasta el fondo del área y le pusiera medio gol a
Friedrich. Maradona sólo podía abrazar al “Kun” Agüero quien estaba por entrar al campo,
a tan solo 17 minutos para acabar el juego, sabía que el sueño había terminado. En el cuarto
gol Müller ya estaba en la banca, disfrutando de ese magnífico contragolpe que encabezó
Podolski y finalizó Klose para el 4-0. Una Goleada épica de una Alemania que jugaba para
campeón...
Aunque Alemania se quedó en semifinales y Thomas Müller no jugó por acumulación
de tarjetas, en esa Copa del Mundo surgió para su país un nuevo “Bombardero”, que ganó
la bota de oro al anotar 5 goles y dar 3 asistencias, así como el premio al mejor jugador
joven de la competencia con tan sólo 20 años de edad.
Dicen que a pesar de ser una persona muy tranquila y seria, tiene una sangre fría que
pocos jugadores tienen a la hora de definir las jugadas, es por eso que la prensa y los
aficionados de su país, están de acuerdo con el dorsal número 13 que porta desde el 2010 y
que significa mucho en la historia de la Mannschaft, ese que el legendario Gerd Müller usó
en los mundiales del 70 y 74, y ese que Michael Ballack, uno de los últimos símbolos de
Alemania, usó en los del 2002 y 2006.
Thomas Müller comenzó a jugar de extremo derecho y de centro delantero desde las
inferiores del Bayern Múnich, pero cuando subió definitivamente al primer equipo dirigido
por Louis Van Gaal en la temporada 2009-10, se convirtió en un centro delantero que
relegó a la banca a goleadores de la talla de Miroslav Klose, Luca Toni, Mario Gómez
y hasta Ivica Olic, que ya se habían creado una jerarquía. A pesar de sus 19 años, en 52
partidos anotó 19 goles que le aumentaron un contrato hasta 2013 y por ende, una mejora
salarial, ya que era un titular indiscutible del técnico holandés a lado de Ribéry y Robben
en la delantera roja.
Aunque admite que no es conocido por meter goles bonitos, sabe moverse en el área y
fuera de ella para conseguirlos, Müller no ha dejado de anotar y es de los pocos jugadores
polifacéticos que pueden jugar en donde se le ponga del medio campo hacía arriba. Con su
1.85 de estatura, sabe cabecear como los grandes y no le teme pegar a la pelota con ambas
piernas, no por nada, Alemania llevó a este mundial a sólo dos delanteros natos: él y Klose.
El célebre primer “Bombardero”, Gerd Müller, ha vaticinado que romperá la marca
de goles impuesta por Ronaldo y Klose, y que sin duda, alcanzara muy pronto la que el
“Torpedo” tiene de 14. Por lo pronto en 7 partidos que ha jugado en mundiales, lleva 8
goles que le equiparan con Maradona, Rivaldo y Villa, además de ser el sexto alemán en
anotar un triplete en copas del mundo. Sin embargo él no se preocupa por los goles, su
carácter le dice que los goles vendrán y es mejor pensar en ser campeón del mundo que
campeón de goleo.
Elogiado por personalidades tan distintas como Van Gaal, Verón y Mourinho, sus
actuales entrenadores, Pep Guardiola y Joachim Löw, no saben cómo definirle y muchas
veces como entenderle, a pesar de ser un habitual indiscutible en todos sus esquemas
tácticos. Gerd Muller a su vez, cuando le entrenó de pequeño, lo apadrinó y premió cada
vez que jugaba bien, siempre se percató de que ese número 13 alemán, aumentaría la
leyenda del dorsal que él utilizó en aquella lejana década de los 70.