Una batalla a dos frentes: EU denuncia penalmente a Nicolás Maduro por narcotráfico
Por Sebastian Erdmenger
“Maduro es un gobernante ilegítimo, un tirano con su gente. Su tiranía va a ser aplastada y rota”, sentenciaba Donald Trump el pasado 4 de febrero en su State of the Union, el equivalente al informe de gobierno en Estados Unidos.
Cuando Nicolás Maduro asumió la presidencia de Venezuela en 2013, tras la muerte de Hugo Chávez, muchos pronosticaban una continuación de la bandera bolivariana que enarbolaba el comandante. No se equivocaron. Maduro continuo con las ideas de su ídolo, pero también precipitó la caída de un movimiento que Chávez dejó a la baja. La revolución bolivariana, lo que sea que eso signifique, vivía en los últimos años de Hugo Chávez una importante crisis de legitimidad. Este jueves 26 de marzo Maduro hubiera deseado reencontrarse con la “estabilidad” que dejó su antecesor al morir.
Venezuela se sume en una crisis que ha llevado a 4.8 millones de venezolanos a huir de su país, entre otras cosas, por no poder resistir una inflación de 800 mil por ciento el año pasado. Con este panorama, se antojaba complicado que los lobos que rondan el bosque, con muchísimos intereses en Venezuela, no aprovecharan el contexto para olfatear a la presa.
Históricamente Estados Unidos ha sido uno de esos lobos, que hoy parece haber soltado una fuerte mordida. Temprano en la mañana salió William Barr, el fiscal general de Washington para informar que su gobierno había presentado denuncias penales por tráfico ilícito de drogas y narcoterrorismo contra Nicolás Maduro y otros 14 altos miembros de su gobierno. Entre ellos, el ministro de defensa, el presidente de la Suprema Corte y el más leal peón de batalla de Maduro, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Constituyente.
El boletín girado por el Departamento de Estado presenta a Nicolás Maduro como expresidente de Venezuela, en el entendido que EU reconoce a Juan Guaidó como presidente legítimo. Esto introduce una variable interesante en el caso, puesto que jurídicamente el presidente de Venezuela sigue siendo Nicolás Maduro. Es importante esta diferenciación porque en su carácter de jefe del Estado venezolano, Maduro goza de inmunidad diplomática, por lo que la acusación estadounidense podría jugar en un limbo del derecho internacional. La inmunidad solo se pierde en casos de genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y de agresión, nada relacionado a narcotráfico.
La acusación que hace hoy el Departamento de Justicia no es menor, pero tampoco sorprenden los cargos. De larga data se ha vinculado a Maduro con redes internacionales del narcotráfico. Son fácilmente rastreables artículos académicos y notas periodísticas que manejan la tesis de que el régimen sostiene económicamente a partir de sus relaciones con el narco, esto después de que los precios del petróleo (la histórica fuente de ingresos a Venezuela) han caído.
Las imputaciones que se presentan ponen al actual presidente como líder del Cartel de los Soles, un grupo del narcotráfico nacido en la década de 1990 de manos de ex soldados de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Son una especie de Los Zetas venezolanos, con quienes se les ha comprobado mantener una relación de negocios. Sin embargo, su más grande sociedad la tienen con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), encargados de producir la cocaína que Los Soles envían a Estados Unidos.
La declaración de Barr no debe ser sacada del contexto en que se realiza. Apenas el viernes pasado, la Organización de Estados Americanos (OEA) tuvo una polémica asamblea en donde Luis Almagro se reeligió como secretario general. El uruguayo ha sido el primero que no logra reelegirse con unanimidad, obteniendo 10 votos en contra, entre ellos el de México. El papel de Almagro durante su primer periodo al frente de la OEA estuvo eclipsado por su lucha constante contra el régimen de Maduro, llegando al punto de no descartar una intervención armada como forma de resolver el conflicto venezolano. Es importante no olvidar que a Almagro no lo postuló su país, sino Colombia apoyada por Estados Unidos. Los dos principales impulsores de una resolución militar.
El análisis internacional implica no ver los acontecimientos en negro ni blanco, encontrar respuestas en los grises puede ser la mejor manera de adentrarnos en ciertos acontecimientos. Sin lugar a dudas, la decisión que hoy hizo pública Estados Unidos debe verse como una lucha de dos frentes para quitar a Maduro del poder; primero a través de sus maniobras en la OEA, y ahora con un procedimiento legal. Como internacionalista reconozco y señalo que las acciones de Estados Unidos violan principios básicos del derecho internacional como la no intervención y la libre determinación de los pueblos. Pero, ¿acaso Venezuela hoy es una autodeterminación de su pueblo?