Escribo para perderle el miedo a la muerte: Rosa Montero
“Siempre he sabido que hay algo que no funciona bien dentro de mi cabeza”, es la línea con la que la periodista y escritora Rosa Montero comienza su nuevo libro “El peligro de estar cuerda” (Seix Barral), un libro que ella misma define como una autopsia invertida, donde se hace una serie de preguntas sobre cómo funciona la mente, sobre la salud mental, la vejez y el suicidio.
En entrevista con Mario Campos, para Radar 909, la autora de libros como La buena suerte, La loca de la casa, La carne y La ridícula idea de no volver a verte, compartió que no es extraño que aborde este tema en su nueva entrega, pues en sus historias hay muchos personajes con trastornos mentales, solo que ahora se enfocó en investigar y tratar de contestar preguntas que ella misma tenía desde niña o desde joven, cuando tenía crisis de ansiedad y pensaba que estaba “loca”.
“Para mí es el libro de mi vida, y es así porque es un libro que realmente he estado escribiendo desde el día que nací, la primera línea dice que siempre he sabido que hay algo que no funciona bien dentro de mi cabeza y es verdad, desde pequeña he sentido que he tenido una cabeza un poco paralela y me he preguntado por qué”.
En cuanto al tema del suicidio, compartió:
“Una de las cosas que creo haber descubierto es un entendimiento superior del suicidio, el suicidio mayoritario, porque hay un suicidio racional, una elección de morir si tienes una enfermedad terminal, un suicidio que eliges racionalmente y que es un derecho del ser humano y bienvenido sea, pero ese suicidio es súper minoritario, hay muy poca gente que se mata así, el suicidio mayoritario es el suicidio desesperado que también se produce por una coincidencia tremenda de cosas, uno no se suicida por una sola razón”.
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Respecto a este otro tipo de suicidio, dijo, hay muchos factores que influyen y que van desde los biográficos, fisiológicos, sociales y neurológicos que generan “una tormenta negra” que desconecta a la gente, les hace perder la capacidad de gestionar su vida.
“Me he dado cuenta de que la gente se suicida no porque no quieran vivir, no quieren morirse, pero es que no son capaces de seguir viviendo. Lo que digo en el libro es que esperen un día más porque como el suicidio es el fruto de todo ese cúmulo de circunstancias, con que cambie algo dejarán de matarse”.
La vejez, otro tema en el que se sumerge para esta novela, le generó mucho conflicto cuando era joven, pues pensaba que cuando tuviera 60 estaría debajo de la cama, aullando de miedo, y es que no podía creer que la gente de edad edad estuviera feliz, paseando, yendo al cine, disfrutando de un aperitivo, estando al mismo tiempo tan cerca de la muerte.
“Yo creo que escribo para perderle el miedo a la muerte, creo que esa es mi pulsión de la escritura (…). Ha pasado el tiempo, ahora tengo más que esa edad y no estoy abajo de la cama aullando de miedo, creo que algo bueno he hecho en este camino, en esta travesía para intentar irle perdiendo el miedo a la muerte, en ese sentido este libro también me ayuda un poquito porque da un paso más hacia la serenidad”.
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