Por Ricardo Marín (@reecardough)
Dentro de lo que podríamos llamar una especie de onanismo musical, en donde todo lo que escuchamos finalmente resulta en una oda a la autocomplacencia y una perpetuidad en la escucha, siempre resulta sumamente agradable encontrar un ideario que más bien trata de hacer de su música una iniciativa. Este es el caso de Xavier Rudd, músico australiano que hace de su propuesta creativa un discurso espiritual-ambiental, pues a través de su música vincula la cultura de su país natal y sus inquietudes ecológicas.
En primer lugar, lo que cabe resaltar de Rudd son sus presentaciones en vivo, donde lleva el concepto de one-man-band a niveles extremos. Rudd toca el didgeridoo, el banjo y diversas percusiones al mismo tiempo para presentar sus canciones. Sobre este elemento, Rudd nos dijo:
[Mi show en vivo] Siempre evoluciona. La música y las canciones siempre están engendrando nuevas artes todos los días, tal y como nosotros. Es una evolución constante, cada canción es diferente cada que se toca. Y supongo que, físicamente, el viaje cambia; uno se hace más grande, aprende cosas y se llena de espíritus para que las cosas sucedan. Todo lo que le sucede a uno afecta su música [...] Por el momento estoy tocando con un par de músicos en el escenario. Un percusionista y un bajista de varios lados del mundo. Hay una mezcla cultural sucediendo en el escenario.
Pero en Pocajú, con una cultura tan arraigada a nuestros flamingos, palmeras, cocos y la naturaleza en general, nos emociona mucho un músico que logra llevar todos estos elementos a un estilo tropical, pero en una propuesta pop y feliz. Xavier Rudd demuestra que puedes ser serio en discurso, pero transmitir todo esto con dicha. Su más reciente disco, Spirit Bird (Universal Australia, 2012) demuestra esta gran conexión trascendental:
Supongo que el disco fue hecho o regalado a través de una parte muy antigua y poderosa de Australia en el noroeste, llamada la región de Kimberley. Había estado en un duro viaje ahí durante un par de años, me involucré en una protesta contra una operación masiva de gas que iba a tomar lugar ahí. Durante ese proceso pasé mucho tiempo en Kimberley, muy conmovido por el espíritu de la tierra y sus ancestros. Igualmente, cuando era niño los mensajes de espiritualidad siempre llegaban a mí a través de canciones. Spirit Bird nació de ese lugar en el noroeste y el espíritu de esa área. Usualmente me siento como un vehículo de ese espírito que atraviesa, y en realidad no puedo tomar responsabilidad por él.
Desde el inicio, Xavier se muestra como una persona íntimamente conectada con la naturaleza, reconociendo la importancia que ésta tiene en su desarrollo personal y artístico. Poco después, explicó que no se trata de algo individual y de aspectos simples de la cultura, sino de ésta como un todo.
No hay un elemento individual. De hecho es difícil de explicar. Es como si la tierra y sus espíritus hablaran a través de mí, y yo hago espacio para ello y les permito venir. Trato de no involucrar mi mente o ego, sino que dejo a mi cerebro armar las piezas. Posiblemente sea mi abuela la que me conecta con estos espíritus. Su espíritu lleva conmigo desde niño pequeño, y realmente respeto eso. A veces mi música es un reflejo emocional y directo de mis experiencias o viajes, usualmente eso es bastante claro, pero cuando esta experiencia viene de un lugar más grande o alto, por ejemplo la canción “Spirit Bird”, simplemente lo dejo suceder con espacio y respeto.
Nuevamente, Xavier Rudd se presenta lleno de espiritualidad. Como un ser intangible que es atravesado por una serie de entidades, las cuales llenan de magia su música, como una serie de destellos ecológicos musicalizados. Al preguntarle sobre sus raíces y estilos musicales contestó lo siguiente:
Ocupo de todas partes. Digo, puedo conjurar a algunos de mis ancestros y de por sí tengo sangre de todos lados. Mi música es así también. Constantemente estoy canalizando varios ritmos, varios estilos, y cuando estoy atado a un viaje vamos a muchísimos lugares. Igualmente me encantan los instrumentos de maderas. Casi todo lo que utilizo es hecho a mano y hueco, me gusta la mezcla de aire o viento y madera. Siempre me ha encantado ese sonido. También hay muchos elementos sobre la tierra en mi música, me gustan los grooves. Me gustan los grooves pesados y gordos. Me gusta mover a la gente.
Después, sobre el origen de estos talentos, explica:
Fue un regalo para mí, lo ha sido desde que soy un niño pequeño, no puedo recordar el tomar esa decisión, así que puedo hacer lo que he estado haciendo desde que era un niño. Obviamente, hoy tengo más instrumentos y más cosas que puedo usar en esta vida comercial que llevo en mis días de gira, todo utilizado para conectar a las personas. Todo esto sigue siendo el mismo proceso que he usado y siempre han sido canciones. Es una parte de mí, siempre ha estado ahí, pero nunca he hecho la decisión consciente. Simplemente me acostumbré a las cosas que siempre quise hacer.
Por último, llegamos al elemento más importante de Rudd. Su música es gustosa, linda y suave, como acariciar levemente al tímpano son sonidos dulces, pero no sería nada sin el factor activista, sin la conexión y vínculo que tiene con la naturaleza. Es por eso que al preguntarle sobre si son similares estos dos aspectos (la música y la responsabilidad social) me respondió lo siguiente:
Me gustaría decir que sí hay. Es decir, la música ha estado conectando a las personas y culturas por miles de años desde el inicio de los tiempos. Antes, las canciones sobre la tierra eran una gran parte de nuestra vida diaria e intercambio con ella. Sí, debería estar dirigido hacia la sanación de otros, pero hay demasiado ego involucrado en la música. Eso es definitivamente una enfermedad que vive de la sociedad en todos los aspectos. Sería mejor ver música dirigida al cuidado ambiental. Podría ser altamente efectiva
Si algo pudimos ver de Xavier es que se convierte en lo que más le apasiona, un espíritu de la naturaleza, un heraldo de la tierra y una singularidad luchadora. Nunca conformándose con quejarse de lo que sucede sino tomando la batuta de mejorar la situación.
Xavier Rudd se presentará el próximo 16 de julio en el Plaza Condesa