[ENTREVISTA] Michel Franco y "Después de Lucía"

El día de hoy se estrena en las salas de nuestro país Después de Lucía del director mexicano Michel Franco. Ganadora de la categoría “Un Certain Regard” del Festival de Cannes y apuesta mexicana para los próximos premios Oscar, el segundo largometraje del director egresado de la Ibero se enfrenta a su prueba real: el público mexicano.

El More: Me gustaría empezar a hablar de los temas de tus películas. Desde tus primeros cortos has intentado dejar un mensaje social importante. ¿Por qué haces las películas que haces?

Michel Franco: Yo creo que hago películas para tratar de entender mejor ciertos temas que me interesan y no termino de entender. Hacer una película es una manera de abordar esos temas y conocerme mejor como persona y a la gente. No siempre encuentro esas respuestas pero por lo menos pasé tiempo tratándolo.

 

M: ¿Las películas son preguntas?

MF: Sí, sería muy pretencioso como director tratar de explicarle a la gente qué está sucediendo. Por ejemplo, ahora que se está tratando el tema del bullying en torno a mi película, muchas personas me preguntan sobre la solución a este problema y la verdad es que no tengo idea. Creo que la idea es poner el tema sobre la mesa.

 

M: Hablando de Después de Lucía, creo que la película no se trata necesariamente del bullying, va mucho más allá. Particularmente se trata del duelo de un padre y una hija y su manera de lidiar con el dolor de una pérdida. ¿En qué pensabas cuando empezaste a desarrollar la historia?

MF: Estás en lo correcto, el tema central de mi película es el luto y por eso se llama así. Otro tema importante es la violencia y de ahí se desprende lo del bullying, hay violencia en la calle y otros tipos de acoso.

A mí me gustan las películas que tienen muchas capas. No comparto la idea de muchos de que tienes que poder resumir tu película en tres líneas; entonces, ¿para qué hago una película de hora y media? Cuando escribí Después de Lucía vi que el tema del luto y los retos que cada personaje iba a enfrentar por su cuenta al tratar la pérdida me parecieron muy similares a la realidad. En este sentido el cine puede ser muy parecido a la vida en donde hay contradicciones, ambigüedades y las cosas tienen más de una lectura.

A veces los personajes en una película o libro hacen cosas que se contradicen a ellos mismos, y si logras que eso sea congruente en la obra resulta muy interesante, porque los humanos somos así. Actuamos de muchas maneras, un día decimos algo y al siguiente nos contradecimos.

Para mí era importante que la película fuera conmovedora ya que si haces películas cerebrales en las que las emociones del espectador no conectan con los personajes de nada sirve. Tienes que encontrar un equilibrio de ideas y que, de cierta forma, la obra tenga una propuesta congruente con el guión.

 

M: ¿Qué tan difícil fue para ti levantar tu segundo proyecto en un país como México que está lleno de “opera primistas”?

MF: Yo pensaba que por haber estrenado Daniel y Ana en Cannes, el proceso iba a ser complicado pero iba a fluir de manera natural. Y, la verdad, me encontré con el obstáculo de que ninguna empresa quería levantar la película por el guión. No era una película cómoda aunque de manera contradictoria, ahora la han tomado como bandera para concientizar. Esa falta de apoyo hizo que asumiera un rol de productor mucho más activo que en mi primera película y me dio mucha más libertad sobre el cómo hacer las cosas.

 

M: Hablando del lenguaje cinematográfico, hay muchos aciertos y avances de tu anterior película. Yo destacaría una bien entendida austeridad, una cámara fija que aguanta mucho, que deja que las cosas sucedan. ¿Esto tiene que ver con el formato, el equipo o el camino diferente que tomaste en cuanto a recursos?

MF: En este caso opté por utilizar digital para poder improvisar más y tener la posibilidad de más tomas, porque así lo requería la película. Al trabajar con adolescentes no profesionales sabía que iba a tener que hacer mucho más tomas para alcanzar actuaciones realistas.

 

M: ¿Qué significan para ti Cannes y los premios?

MF: De manera cursi te puedo decir que era un sueño, pero ya que vas y estrenas tu película por segunda vez te das cuenta que es una ventana maravillosa para llamar la atención de todo el mundo. Es una suerte sentirte bienvenido y tener el voto de confianza de un festival tan importante.

 

M: ¿Cuál es la importancia del público para ti?

MF: Para mí es la verdadera prueba, estoy a la expectativa. Siempre me esfuerzo por escribir una película entretenida y que sea un tema relevante y, por ende, interesante para la sociedad. Si logras plasmar esto con emociones auténticas, con un tema que no es indiferente y que cinematográficamente esté bien hecho, pienso que debe funcionar.

Con la gente joven es con quien ha funcionado mejor la película, creo que tienen más frescas las experiencias y entienden lo que significa enfrentar retos sin que se entere nadie a su alrededor.

 

M: ¿Qué sabor de boca te dejó filmar en digital? ¿Qué conclusiones sacas?

MF: Creo que cada proyecto requiere de un formato específico. Hay que producir con sensibilidad para saber qué es lo mejor para cada película. El problema de lo digital es que tanta libertad te puede hacer mal y llenar de material de manera absurda. Tú mismo te pierdes y lo más importante es tener claridad.

 

M: ¿Qué sigue?

MF: Ya rodé la siguiente película y está basada en un corto que hice en la universidad. Se llama A los ojos y la filmé en zonas marginales de la Ciudad de México con gente en situación de calle y el resultado fue muy interesante.

 

M: El próximo viernes se estrena Después de Lucía, ¿con cuántas copias salen?

MF: Así es. El viernes 19 de octubre salimos con 200 copias y me encanta que sea ambicioso porque yo la escribí para el público y siempre pienso que tiene que conectar en todos los niveles con él. No hago cine para los festivales, quiero poner el tema en las conversaciones y confiamos mucho en el boca a boca.

 

Transcripción por Pablo Rodríguez Fierro

 

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