Si se recuerda una persona ausente, la infancia, una caricia, una mejor situación económica o cualquier cosa que le provoque deseos de regresar a otro tiempo aunque sea un instante es porque siente, como dice el título de la recién estrenada exposición de Fernando Moreno, El tiempo contenido. Las ganas de vivirlo nuevamente ante el sin sabor inmediato es un tema retratado por el artista de 31 años egresado de la Escuela Nacional de Pintura , Escultura y Grabado La esmeralda; no elabora bocetos previos, se enfrenta al papel en directo ya que éstos están en su mente. Para verlos la galería Traeger &Pinto es conveniente ya que es calmada y silenciosa para que uno pueda ir y venir entre imagen e imagen.

La mayoría de ellas usan colores del blanco al negro, no sólo porque esté hecho con tinta china sobre papel de algodón sino porque la combinación de ambos, de dos pigmentos neutros, trae el color ideal del desinterés, el gris. Incluso algunas coloreadas tienen su símil sombrío como la llamada de inmensa calma e inmovilidad.

Así podrá ver una bicicleta con cuchillos colgada del techo, a un tigre resignado, el mar embravecido, utilizados entre otros elementos acuáticos y orientales, para provocar esas consecuencias que arrastra consigo el olvido imposible: la inmovilidad, acciones dudosas, tambaleantes como El equilibrista