Beck Hansen, o simplemente Beck, siempre ha formado parte de aquellos músicos inovadores en la industria musical; es de los pocos que son reconocibles a la escucha de alguna canción en la radio o en el aleatorio de algún iPod ajeno. Es Beck. Es la voz y también la mezcla de varios géneros que definen a un género, instrumentos que pueden ser entrelazados de cierta manera y que logran la poción mágica deseada por este místico músico.
Esta vez, Beck, con ese colmillo y ojo agudo que lo caracteriza, liberará su siguiente disco en partitura. El californiano de la voz sufrida, grave y melancólica, ha convocado a fans y músicos selectos a desarrollar su música. El “disco” de nombre Song Reader cuenta con 20 canciones jamás grabadas que irán acompañadas de ilustraciones del artista de Guero (Interscope, 2005) Marcel Dzama, una introducción del escritor Jody Roses y un prólogo del mismo Beck.
El proceso se llevará a cabo en la página de Internet McSweeney lugar donde se podrán conseguir las partituras a partir de diciembre y donde se publicarán las mejores reinterpretaciones de las mismas. No se sabe si Beck presentará su versión de las canciones en vivo o siquiera si eventualmente serán grabadas por él.
A pesar de que su última producción discográfica de nombre Modern Guilt (XL, 2008), al igual que sus colaboraciones recientes con Jack White y otros músicos no han sido las más apreciadas por los fans, Beck permanece como un músico bastante activo en cuestiones escénicas. Sin duda este es un momento clave en la carrera de el hombre que es capaz de tocar más de 16 instrumentos diferentes.
Puede que se trate sólo de una locura más del maestro de lo inesperado, pero sin duda, una locura original; ya que promueve algo nunca antes visto, algo que involucra un proceso musical mucho más complejo e interesante y que hace del objeto musical un libro de arte y creación.
