Gold solía volarse las clases en la preparatoria para ir a el nuevo café de moda con sus amigos punketos en Tacoma, Washington. Ahí fue en donde conoció a Robbie Williamson, quién preparó su bebida; y cuando la vio con sus tremendos ojos azules ella entró por una especie de portal secreto, como a un vórtice. En esos tiempos Robbie había dejado su bajo y tocaba un mini sintetizador QY70 en las húmedas calles de Seattle. Megan encontró justo lo que buscaba en los beats de Robbie; ya no quería tocar en puras “dude rock bands”. Todos estos nuevos sonidos que hacía Robbie representaban una posibilidad para ella.
Hartos del ambiente del que estaban rodeados, decidieron aislarse y empezar a hacer música que suena a la pintura que golpea un cuadro de Pollock, con beats africanos arriesgados y la melodía que produciría el hijo de Elvis con PJ Harvey. Desde entonces, estos dos soñadores han afinado meticulosamente su sonido y el resultado es una tormenta eléctrica de punk rock y minimal techno. Este dúo se esfuerza por mantener su herencia anti-homogenización, sin dejar de hacer música muy electrónica. La producción angular de Williamson con la aterradora voz tenor de Gold conforman a la banda recién salida del horno, Dreamers.
Este 25 de mayo Dreamers lanza su álbum debut y homónimo, una propuesta sórdida y energética de electrónica bailable; que se equipara a bandas de la talla de Yazoo, Basement Jaxx, Lamb, Moloko, The Knife y Goldfrapp. El primer sencillo del álbum se titula “Apaloosa” y en el video de esta canción una Megan, en agonía, da a luz a estrellas de los ochenta como Michael Jackson, Prince, Madonna y Van Halen.