La última noche en que el Foro Sol se vistió del “Rey de los Deportes” en 2013 dejó un sabor amargo entre la fanática escarlata. Habrá que esperar el próximo año para cumplir la “misión 16”. “El verano acabó, y el otoño duro lo que tarda llegar el invierno…” y finalmente la primavera comenzó a pintar los prados de verde, los diamantes cobraron vida.
Sin embargo, el desangelado béisbol mexicano del Siglo XXI todavía tiene chispas de lo que un día fue. “El Tigres vs Diablos” es esa chispa: la capital vuelve a los 40’s, el tan criticado Foro Sol se convierte en Parque Delta, las tribunas se llenan una vez más para presenciar pelota veraniega y los fantasmas de Ortíz, Romo, Donoso y Montoya aparecen en las memorias de los fanáticos, quienes rememoran las hazañas en la voz de los desaparecidos “Mago” Septién y del “Rápido” Esquivel.
El panteón del México se abre este 2014 para un lanzador cuya zurda le valió el mote de “Metralleta”. El número 25 que vistió durante más de dos décadas sería exclusivamente suyo. El honor de unos pocos, aunque “honor a quien honor merece” y tal como presentaron al ficticio jugador “Bola de Humo” en la cinta “El beisbolista fenómeno”, Ramírez salió de aquella caseta con un guante en una mano y un arma en la otra: “El héroe se acerca, ya viene el cortejo, ya se oyen los claros clarines, los bates se anuncian con vivos reflejos, ya llega el “Metralleta”, ¡pitcherazo de los Diablos Rojos del México!” Y desde la misma lomita donde vio pasar sus últimos veranos, sus últimos ponches y sus últimos títulos, el ídolo lanzó su última bola, irónicamente la primera del equipo en la temporada como locales.
Después del acto protocolario donde la pirotecnia y las llamaradas anuncian que se está en el “infierno” mismo, el “playball” de la Liga Mexicana de Béisbol se cantó por septuagésima cuarta ocasión consecutiva en la capital.
El presente es el único verbo que importa en el béisbol. Lo que pasó ayer es parte de la fría estadística y para acertar entre las 12,000,000 de posibilidades que existen en el juego, es preferible estar al tanto de la última cuenta, de los corredores en base y de la pelota que pegarle parece que está sólo al alcance de unos pocos. El 10-2 que propinaron los pingos a los actuales campeones del circuito, quedó ayer y la novena bengalí llegó a lo que un día fue su casa con la intención de sacarle brillo a la corona, a costa del odiado rival. Los maderos quintanarroenses pintaban para lograrlo.
Aunque si bien el presente es el verbo del béisbol, el murmullo general en la tribuna es “todo tiempo pasado fue mejor” y para ellos siempre habrá ese “pero”, proseguido de una anécdota de “aquellos tiempos” en que la pelota era lo principal en las notas deportivas en el país. La primer jornada beisbolística en el Distrito rememoró aquellas tardes en que este cotejo era conocido cómo “La Guerra Civil”. En este Diablos-Tigres no hubo “peros”.
Ya en el partido, la ventaja era un préstamo entre las dos novenas, que producto de errores y el poder al bat de los dos conjuntos, mismos reflejados en las aficiones donde todavía existe esa “mexicaneidad” en los estadios nacionales, ese color donde aún no llega la globalización del fútbol, y el aficionado en vez de decir “dale, vamo…” , demuestra que el “chiquitibum” todavía existe.
Como dijera Don Pedro “Mago” Septién (q.e.p.d): “las grandes tragedias del béisbol ocurren en la novena entrada con dos outs en la pizarra”. La voz apagada del locutor hizo de profeta una vez más. Un empate a nueve carreras por bando y con dos outs en el “score”, la novena bengalí sólo podía aspirar al alargue mientras que el México quería terminar temprano. Con una última oportunidad, el “pingo” Gabriel Gutiérrez conectó sencillo que se convirtió en doblete tras un error del cuadro visitante. Los Diablos ya están en posición de anotar. Evitando riesgos, Francisco Rodríguez, lanzador felino otorgó pasaporte a Gamboa con miras a facilitar la labor del “out 27”. Ya en la caja de bateo, Carlos Figueroa se encuentra en esa posición donde el deportista paga la fama y el reconocimiento con la incapacidad del error. O es héroe o es villano. 30 mil personas a su alrededor y el bateador no puede estar más solo. La rola salió del madero escarlata y los ojos se pusieron en home… Gutiérrez pasó tercera y todo se definiría en el pentágono, la pelota llegó, el corredor escondió el brazo y apareció instantes más tarde sellando una cardíaca victoria para el México. Suelten las palomas mensajeras, que avisen al mundo que los Diablos barrieron la serie.
Diablos 10-9 Tigres.