Diablos vs Sultanes: "la fatídica octava"

Tras el emotivo juego inaugural en el Foro Sol, el conjunto escarlata recibía a los Sultanes en duelo de invictos en la Zona Norte. Aunque el béisbol el invicto es una proeza imposible, poder ligar tres partidos con triunfo pueden ser la clave de cara al juego de eliminación, previo a la postemporada. A 24 horas de ver un pletórico parque de pelota lleno, el panorama lucía desolado y la tónica parece que seguirá el resto de la campaña, aunque con una afición visitante más férrea que el partido previo, pues aunque pocos, los “Fantasmas Grises” dominaban el alboroto en el Foro, generando un despertar entre la mayoría “si se puede decir así” de los “luciferes”.  Sin embargo, estos pocos asistentes pudieron ver a sus “Pingos” con el control absoluto del partido con cuatro remolcadas en el primer rollo. La voz de la pelota se hacía presente una vez más: “esto no se acaba, hasta que se acaba”.

La tónica del partido fue bajando de intensidad en el madero escarlata o el nivel del “Bull-Pen” de los regios aumentó a un nivel que dejó en donas al marcador, misma situación invertida, pues tras un excelente inicio de la lomita roja, los Sultanes poco a poco le encontraron el hueco hasta que un “palo de cuatro esquinas” acercaba los cartones y rompió el cero para los oriundos de la sultana.

La historia del béisbol dice que la entrada “fatídica” es el séptimo rollo, pero el infierno de los Diablos ardió en el octavo episodio, cuando el pitcheo escarlata vio rotas, no sólo las aspiraciones de mantener la ventaja, sino la posibilidad al ataque de poder cerrar como lo hicieran con sus acérrimos rivales, apenas, la noche anterior. Cada partido terminado va a la fría estadística y aún en la cotidianeidad de la pelota, el resultado puede cambiar drásticamente de una noche a otra.

Siguiendo en esta octava entrada, los Sultanes prendieron fuego a su ofensiva y remolcaron doce carreras, suficientes para mantener el invicto, a costa de otro. Ambos equipos cambiaron de disfraz y el visitante se quedó con el traje de “triunfador”. El bat de los Diablos consiguió acortar distancias, tras aumentar a nueve sus carreras, contra las dieciséis de los regios. De nueva cuenta se jugaban las nueve entradas, pero el Diablo vería la victoria desde la ventana de afuera. “Mañana será otro día”, dice un dolido fanático escarlata.

 

Diablos 9-16 Sultanes.

 

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