Pedro Soto de Landa
Cuando en una sobremesa surge la, ya choteada, charla sobre vacaciones vividas o aquellas que aún no suceden pero se están planeando, es casi imposible evitar la discusión sobre “cuál es la ciudad perfecta”. Algunas mujeres con tendencias enamoradizas dirán que París, sin duda alguna. Parejas aventureras de estómago fuerte defenderán aquellas ciudad exóticas de Asia a capa y espada. Uno que otro bohemio no quitará el dedo del renglón cuando del Viejo Continente se trate. No faltará el amigo o primo hipster que se enoje si no gana alguna playa virgen del Pacífico. La discusión podrá durar horas, pero cuando alguien pida un voto flexible y razonable, más de la mitad de la mesa llegará a concordad que Nueva York es la ciudad más importante y perfecta que existe. Bueno, tal vez soné un poco exagerado, pero desde mi punto de vista lo es. Tal vez parezca el primo nefasto de la sobremesa, pero es imposible negarlo: no hay lugar en el mundo como Manhattan. La isla al norte de Nueva York es la mezcla perfecta de arquitectura, vida nocturna, gastronomía y cultura. Ah, la cultura, no hay rincón en esa tierra que no emane alguna historia. En pocas palabras, Nueva York es la ciudad perfecta.
Pero como suele suceder, hay algunos personajes patéticos que odian dicha ciudad. ¿La razón?, no me puedo imaginar alguna lo suficientemente coherente. Tal vez si viajaste solo en alguna ocasión, joven, sin idea a qué te enfrentabas. Tal vez cuando estabas caminando por las avenidas principales admirando los famosos rascacielos y de la nada te aventaron basura, y no cualquier desconocido, sino el mismísimo Woody Allen. ¡Vaya ironía!, el mayor amante de Manhattan te baña en desechos que arrojó sin importar contaminar “su ciudad”. La visita no podría ir peor, a menos que te topes con un proxoneta, te agreda y al final te roben todas tus pertenencias. Si todo esto llegara a sucederme, creo que tendría que morderme la lengua y llegaría al punto de odiar dicha ciudad, pero seamos realistas ¿a quién podría pasarle todo esto?......Se me ocurre alguien, lo tomaré como importante ya que dicen es bastante influyente y ¡amarillo!
En el episodio número 179, de la novena temporada de la serie The Simpsons, conocemos la vieja historia del por qué Homero J (Jota) Simpson odia con toda su alma Manhattan. En este capítulo, considerado como uno de los mejores en la historia de dicho programa televisivo, se retrata de manera casi perfecta a Nueva York. El episodio es extraordinario ya que los guionistas plasmaron de manera acertada los dos lados de La Gran Manzana. Por un lado, Marge, Bart, Lisa y Maggie recorren cada rincón de la ciudad. Su rápida visita se convierte en una experiencia increíble gracias a los imponentes puntos turísticos que conocen. Los animadores muestran a detalle los icónicos edificios, avenidas, parques y barrios. La familia vive maravillada mientras el pobre de Homero experimenta el lado negativo y amargo de Nueva York: sufre robos constantes, no solo por parte de los locales, incluso una paloma lo tima. Tiene que lidiar con la corrupción policiaca. Sufre durante horas al no poder encontrar un baño decente e incluso la comida callejera hace lamentar a este gordito. El sufrimiento de Homero es tal, que a momentos nos logra convencer que Manhattan es un lugar terrible, que mejor hay que evitar. Verlo vivir tragedia tras tragedia hacen dudar hasta la pareja intrépida de estómago de acero de la que hablé previamente.
Pero tras reflexionar un par de minutos puedo concluir el por qué de su mala suerte en Manhattan. Cuatro años atrás, Homero vendió su alma al Diablo por una rosquilla ¡UNA ROSQUILLA! No por vida eterna, no por una fortuna infinita, no por intelecto...¡por una vil dona! Y para empeorar las cosas, peleó (legalmente) por recuperar su alma y gracias a su esposa, Marge, logró conseguirla de vuelta. El Diablo juró venganza y puedo apostarles que los sucesos en Nueva York, años después, se deben a esto. Así que creo que Manhattan recupera el 100% de aprobación.
Vender su alma al Diablo, vaya estupidez. Aunque Homero no ha sido el único ligado a Nuevo York que ha vendido su alma. Muchos no lo saben, pero uno de los músico más importantes de la historia también lo hizo. Robert Allen Zimmerman (tal vez lo recuerden por su nombre artístico “Bob Dylan”), nació en Minnesota en 1941. A sus 72 años cuenta con un historial impecable. Se ha convertido en uno de los cantautores de rock y folk más representativos de la historia. Su música de protesta dio voz a los hippies (entre ellos a la mamá del mismísimo Homero Simpson). Su voz ronca sigue llenando auditorios y tocando fibras sensibles en fanáticos de todo el mundo. La rebeldía y su repudio al sistema no son las únicas fuentes de inspiración de Dylan. Su letras, en ocasiones, reflejan su gran admiración por Manhattan. Canciones como Talkin’ New York o Hard Times in New York Town expresan sus experiencias, recuerdos e historias vividas en La Gran Manzana. La nostalgia de sus letras dan vida a cada rincón y reviven la cultura de ese gran rincón norteamericano.
En una entrevista para 60 Minutes, Dylan confesó haber vendido su alma al “Gran Jefe del mundo que no vemos”. Dijo que sigue tocando y dando conciertos ya que debe una gran deuda que le impide detenerse. Dijo que de no haber hecho dicha venta, jamás hubiera alcanzado el éxito. Muy respetable su creencia, pero de ser cierta, le ha funcionado bastante bien, no como al inútil de Homero y su arrepentimiento a última hora.
Es curioso como varios elementos se conectan entre sí de manera casi absurda. Creo que podemos concluir que Manhattan no solo une a personajes icónicos y ventas al Diablo. Imaginen la cantidad de conexiones que esta isla es capaz de llevar a cabo gracias a su importancia histórica. Nueva York y todos sus sectores se han convertido en la cuna de la cultura, creo que seis puntos son demasiado para lograr conectar historias, personajes y leyendas. Espero poder realizar otra conexión en la que La Gran Manzana se vea involucrada, sin duda mi lugar favorito. ¿Ustedes qué conexiones conocen en las que Manhattan se vea involucrada?
Artículo derivado del Moebius 5, "El alma al diablo", escúchalo:
#Moebius909 5 - El alma al diablo by Wikimedia_Mx on Mixcloud
Pedro Soto de Landa: Creatimaniaco. Desde pequeño gustó de consumir y crear historias. Amante de la ciencia ficción, fantasía y los cómics. Creativo publicitario de oficio. Guionista de radio y escritor de columnas mórbidas en sus ratos libres. Consumidor empedernido de cultura popular. Dependiente del trazo en lápiz y papel. Adicto al Internet. Colabora en la página oficial de Mórbido Fest y en #RadioMórbido por Ibero90.9.