La nueva película de Tim Burton no es en realidad tan nueva y al parecer, precisamente en su relación con el pasado, radica su verdadero encanto. Versión de largometraje y en stop motion sobre su propio corto del mismo nombre de 1984, Frankenweenie significa el regreso del mejor Burton en bastantes años. Como suele suceder en las cintas del director californiano el retrato es cercano y entrañable.
Víctor Frankenstein, un solitario niño de 12 años pierde en un accidente a su perro Sparky, compañero inseparable de juegos y aventuras y estrella irremplazable de la incipiente carrera de un futuro maestro del cine de terror y serie b. Como a todos, a Víctor le cuesta manejar su duelo.Como a todos, a Víctor le gustaría poder hacer algo al respecto.
Apelando a su propia infancia y la de todos nosotros y dialogando con personajes y anécdotas reconocibles para cualquiera Burton construye en Frankenweenie una fábula moderna con la cual es fácil identificarse.
Además de nuestro perro favorito (en mi caso un inolvidable setter irlandés llamado "Tito" que tras ser adoptado porque los dueños anteriores lo maltrataban se convierte en parte fundamental de la familia al grado que mi papá, que fingía no quererlo, terminó comentando:"a este sólo le falta hablar") la cinta recupera todas las infancias y las calles del típico suburbio, los primeros maestros que retan intelectualmente a sus estudiantes o los concursos de proyectos de ciencias para contarnos su historia, nuestra propia historia.
Responsable de una larga carrera repleta de deliciosos caramelos envenenados producidos desde el corazón del mainstream, esta nueva edición de Frankenweenie significa el triunfo de un creador que se ha ganado un lugar privilegiado en la meca del cine de manera silenciosa y sorprendente. De un autor que siempre consigue imprimir su personalísimo estilo en todo lo que toca.No cualquiera recupera un proyecto rechazado que vive enlatado mucho tiempo para volver a hacerlo casi 20 años después y triunfar con él.
A Vincent, Beetlejuice, Edward, Jack, Ed, o Sweeny hoy se puede sumar Víctor exactamente por las mismas razones. Es una criatura entrañable con un lado obscuro que lo hace desafiar al destino y jugar a ser Dios.
Todos somos Víctor Frankenstein.Todos lo entendemos y nos identificamos con él.Por eso nos gustan las películas de Burton y eso es lo verdaderamente importante su cine.
@elmoremoreno