Crónicas bajo cero, día 1: El 'Pinocchio' de Garrone divide opiniones
Nueve años después de mi primera cobertura de la Berlinale, regreso a una ciudad que nunca deja de sorprenderme. Lo que en el 2011 fue un frío de 18 grados bajo cero, que se te metía bajo los huesos y no te dejaba caminar, este año se traduce en una pertinaz lluvia que no ha parado de caer desde que aterricé por acá.
Frente a esto, queda el aprendizaje de que los festivales se parecen a un rodaje en aquello de que, además de estar preparados, también es necesario estar dispuesto a improvisar.
Más allá del clima, el 2020 es un año especial, ya que resulta el debut de los nuevos directores del evento, Mariette Risenbeck y Carlo Chatrian, quienes relevan a Dieter Koslick, que estuvo al frente de la Berlinale casi dos décadas, algo que difícilmente pasará desapercibido.
Ese giro de timón, y los cambios en la programación de esta Edición número 70 de la Berlinale, son algo que se podrá evaluar una vez terminado el festival, aunque algunos de los títulos seleccionados ya nos pueden dar una idea de por dónde van los tiros.
Ese es el caso de Pinocchio, la nueva película del director italiano Mateo Garrone que no dejó a nadie indiferente en su proyección para la prensa hoy en el Berlinale Palast.
Conocido por cintas obscuras y duras como Gomorra y Dogman, la versión de Garrone del clásico infantil se desmarca de cualquier intento previo de llevar la historia al cine, y entrega un caramelo envenenado que a ratos no niega la rudeza de su autor, y en otros pasajes encuentra una luz y alegría que sorprende.
Soportada en el carisma de sus dos protagonistas, el incombustible Roberto Begnini y el fantástico Federico Lelapi, y en la mirada única de su director que es capaz de encadenar momentos surrealistas y grotescos con secuencias entrañables, Pinocchio es una cinta única y llena de contrastes que difícilmente será entendida en su complejidad.
En resumen parece no ser lo suficientemente amable para alcanzar el éxito con el gran público ni lo suficientemente dura para convencer a la crítica. Con ella arranca nuestra cobertura de este año en la Berlinale. Acompáñenme.
El More.