Guía para sobrevivir con un corazón roto en San Valentín
Llega otra vez el “Día internacional de la Cursilería”, el día de las grandes expresiones de romance: San Valentín. Pero aquí nos dirigimos a aquellos que no la están pasando tan bien en estas fechas, ya sea por recordar antiguos amores, porque estás pensando en romper con tu novio, o estás despechada, herido, o como diría la cantante Karol G, viviendo la “tusa”.
Por eso, para acompañarte durante esta travesía de globos de corazón, rosas y melosidad que inundan el ambiente, te compartimos algunos consejos para vivir plena y saludablemente el desamor este San Valentín, de manera saludable, evitando caer en comportamientos dañinos o tóxicos, porque en el 2020 es mejor trabajar en la responsabilidad afectiva y en nosotros mismos.
Que duela lo que tenga que doler
El principio del desamor es el más difícil, la herida está viva y los recuerdos están aún frescos. El final de una relación puede sentirse como una cárcel de pensamientos negativos, saltando entre culparte a ti mismo, culpar al otro, preguntarse cosas como ¿qué pude hacer mejor? ¿es porque hay otra persona? Son pensamientos intrusivos, pero dicen por ahí “la mejor manera de salir del infierno, es a través de el”. Es inevitable que estén presentes al principio, pero no son verdad.
Está bien que duela, es normal, es solo humano. Deja que se sienta el dolor, la rabia, la angustia, todas esas emociones abrumadoras. Está bien llorar, está bien aislarse, comerte ese litro de helado mientras ves la película más cliché del mundo. Todo esto en la medida que seas consciente que es pasajero, y eventualmente hay que salir del dolor.
Si es necesario, busca ayuda
Todos tenemos maneras diferentes de procesar el dolor. Algunos les toma poco tiempo superar una ruptura, hay otros que lo sienten con mayor profundidad. Existen múltiples factores que influyen en el impacto emocional de una ruptura: puede ser que se esté saliendo de una relación de mucha violencia, dependencia o traición. Lo raro sería que fuera fácil salir de ahí.
Se dice como cábula que el desamor se siente como si se rompiera nuestro corazón. Hay estudios que demuestran que “un corazón roto” es literalmente una enfermedad que puede causar depresión y, en el peor de los casos, problemas cardiovasculares inducidos por estrés.
Si la primera fase de sentir el dolor no pasa después de un tiempo considerable, quizá es un buen momento para pedir ayuda. Ayuda puede significar muchas cosas: ir a terapia, hablar con tu tarotista de confianza, empezar a meditar, recurrir a seres queridos, o acudir a tu religión. Cualquiera está bien y no hay una forma universal, lo importante es poder reconocer cuándo necesitamos ayuda y no sentir vergüenza de pedirla.
Di no a stalkear
En un mundo donde un gran porcentaje de nuestra vida es digital, querer stalkear a nuestras exparejas es una tentación enorme. Tal vez sea esa falsa sensación de poder, como si stalkear a alguien evitara que la otra persona haga o deshaga con su vida lo que quiera. Lo más sano para ti y para la otra persona es evitar prolongar el dolor de una ruptura en redes sociales, no vale la pena estar detrás de su actividad virtual obsesivamente, ni publicar cosas que hagan que el otro sienta envidia. Eso es masoquismo y, además, un sin sentido. Las rupturas no son una competencia.
Hay estudios que comprueban la dificultad de tener rupturas en la era digital. Por ejemplo, la psicóloga Tanya Tran de la Universidad de Florida llevó a cabo una investigación con un grupo de control que mostró la relación de pensamientos obsesivos con el uso de Facebook durante el duelo. El estudio demostró que las personas que husmeaban las redes sociales durante esta etapa son más propensas a reajustar sus pensamientos y readaptar sus comportamientos de manera inadecuada con el dolor, teniendo consecuencias negativas en su salud mental.
Lo más recomendado es bloquear a la persona, no tiene que ser permanente, pero sí mientras te haga daño saber algo sobre ella. No es inmaduro hacerlo, es una decisión de auto cuidado.
Rehabita los espacios, haz ese viaje que planearon juntos
Parte esencial de vivir una ruptura sana es recuperar la individualidad, recordar que todo aquello que hacías con la otra persona, puedes hacerlo sola o solo. Este es un paso particularmente difícil porque se suele pensar que esos lugares/actividades/planes que tenían como pareja, son sagrados e intocables. Pero, con un poco de práctica, volverás a disfrutar de esas cosas en soledad (o con otros).
Esta es la etapa del fantasma de los ex, donde se empieza a sentir una presencia casi supernatural en todos lados. Es normal, y como muchas otras cosas, con el tiempo se desvanece. Esfuérzate para ir a ese café al que iban juntos, al supermercado a donde iban a hacer el mandado, a ese lugar especial para ti que le compartiste. Al principio va a doler porque estará impregnado de recuerdos, pero con el paso de los días tendrás nuevas memorias en estos lugares que te harán volver a quererlos.
Descarga esa aplicación de citas
Después de tanta reflexividad, terapia, y libros de autoayuda, es un buen momento para volver a divertirte. Aplica la Gloria Trevi, vístete de reina o rey y sal a conquistar la noche.
Descarga Bumble, Tinder, o Grindr: tu aplicación de citas de preferencia. No necesariamente porque tengas que ligar, si no como un ejercicio para recordar que hay más personas en el mundo, “hay muchos peces en el mar”, dicen por ahí. Ahora bien, si quieres ligar o conocer gente nueva también está bien. El punto es recuperar tu mojo, y recompensarte por haber sanado el pasado. La soltería también se disfruta.
Todo esto dicho, ligar, salir de fiesta, conocer gente nueva está bien en la medida de que el sentimiento no nazca por venganza o para darle celos a tu ex. Un clavo no saca a otro clavo, y si aún piensas esto, de pronto aún hay cosas por sanar que pueden complicarse si entras de inmediato a otra relación. No pasa nada, con paciencia volverás a las canchas.
Perdona y perdónate
Hay un momento mágico, pasado un tiempo de la ruptura amorosa, donde algo en la cabeza hace click y sabes que soltaste ese viejo amor. Cuando piensas “ya no me duele” y se dejas de buscar culpables. Donde todos esos pensamientos intrusivos se van, porque perdonas aquello que hizo la otra persona* y te perdonas a ti misma/o por los errores cometidos. Quizás te topes a tu ex en la calle y sea incómodo, pero ya no hay rencor, puedes volver a saber de él o ella sin sentir una punzada en el corazón, miras al pasado y puedes recordar el amor que algún día compartieron. Felicidades, lo lograste.
Hay situaciones de mucha violencia donde perdonar al otro no es posible, y es entendible. Aún así, perdónate porque estar en una relación de abuso no es tu culpa, y esa agresión que fue ejercida sobre ti no la merecías.
El amor, como el dolor, son experiencias humanas, y la mayoría experimentará en algún punto de su vida una ruptura amorosa. La mejor forma de llevar a cabo este duelo es tomando decisiones para sanar, desde el autocuidado y el respeto, sin pensar en hacerle daño al otro o vengar, nada bueno podrá salir de ahí.