Ella y yo sufrimos como locales. Estuvimos en el FIFA Fan Fest para ser testigos de la pasividad brasileña cuando el tiempo apremia. Cuando la historia es la que tuvo que actuar y no su realidad. Miles de aficionados acudieron de amarillo a esa pantalla gigante. Aficionados mexicanos y brasileños, con algunos Holandeses perdidos, estuvieron presentes. El 0-0 de los primeros 90 minutos no fue engañoso. El sol pegaba en la espalda y las nucas de todo y cansaba. Robaba vida. Así como se veían los jugadores. Con poca esperanza.
La Brazuquita y yo sudamos en los penales. No dábamos crédito de lo que era aquello. La gente con el gesto nervioso y hasta alguna lagrima. Vimos de todo. Hulk y Willan perdieron la confianza nacional. El arquero chileno se juró a muerte con el pueblo Brasileño pero fue Julio César, lo que nunca en la historia de Brasil, quien hizo historia y mantuvo firme las convicciones de toda una nación. Fue un portero y no un delantero quien le dio felicidad a Brasil. Eso quiere decir algo, Brasil no está lista para la sexta. No es justo que un gigante como Brasil se corone así. Con un equipo tan corto. Cuando fue Pelé, Romario, Rivaldo, Ronaldo y muchos otros quienes le dieron gloria. Es un momento diferente para los locales.
Nos fuimos del Fan Fest para seguir disfrutando de los Octavos en un restaurante y luego a la cama para soñar con lo imposible. Nos fuimos con las ganas de amanecer y que México hiciera historia. Llegó con la Brazuquita la oportunidad de trascender, allá vamos México.
