Fue en los 60, cuando un movimiento colectivo que portaba al amor como estandarte, intentó cambiar una ideología sanguinaria que desde siempre ha prevalecido en los humanos. La reivindicación de un sentimiento que conlleva convivencia, tolerancia y respeto, por encima de superioridades físicas, raciales o cualquier otro aspecto banal. Amor es lo único que necesitas. Y el esparcimiento comenzó, una propagación que —por suerte—, sigue viva hasta nuestros días. Gerardo, Patricio, Roberto, Marco y Santiago son 5 jóvenes que hacen música. La realizan bajo el nombre de Big Big Love y aunque no encaja precisamente en el sonido de los años 60 previamente mencionados, los matices son tan contrastantes que por momentos se siente atemporal. Una manifestación camaleónica, capaz de adaptarse al contexto en el que se escuche. Marcos Zabala de Bengala fue encargado de la producción junto con la misma banda, y el EP resultante —mismo que puedes descargar gratuitamente desde: www.bigbiglove.bandcamp.com — es la mejor muestra del alcance de los capitalinos .
Encontrar un sonido propio es una búsqueda —muchas veces— sin misericordia para los intérpretes. El oído no perdona, e incontables bandas se pierden en el vasto universo de armonías posibles, intentando sonar de alguna forma determinada. Big Big Love suena a ellos mismos, sin titubeos melódicos. Desde el primer momento se percibe una maleabilidad sonora que les permite deambular cómodamente entre estilos, entre coros, entre progresiones que hacen que se sienta la música como algo único, desencadenándolos de estereotipos que sólo esclavizan la creatividad. Así, el EP homónimo se afianza como algo sólido. Circular. Tiene una forma elíptica que obliga a disfrutarlo de principio a fin, a saborearlo como a una gran entidad que se funde con magnificencia y que, si bien tiene canciones grandísimas por sí mismas como la brutal “Immortality”, se siente mejor cuando se escucha de principio a fin. Los cambios de ritmo itinerantes, los coros armónicos y sentimentales , el sintetizador pegajoso y las cuerdas flotantes, hacen un conjunto que merece ser disfrutado bajo óptimas condiciones —las más placenteras—, como mejor se logre apreciar a una banda que nada le envidia a las foráneas que muchas veces encumbramos como las más “experimentales” —por su atrevimiento auditivo— y que son las que propagan un regreso al credo musical.
Big Big Love propone un retorno a lo que, según los Beatles, es nuestra única necesidad, a la fe en ese gran, gran amor que, para el conjunto de los que amamos un disco extraordinario o un bestial concierto, se ve materializado en decibelios que conforman lo que se denomina música.
Por: Alan Luna
http://youtu.be/WQjt21OEoRU