Por @alanismoon
Óscar Castro se llama igual que su abuelo, el mismo que le regaló la primera guitarra. Dice que su padre le hacía canciones con situaciones cotidianas, con las letras más simples, las mismas que muchas veces, son las más sinceras, las más honestas. De su evolución musical, se puede decir que empezó en la intimidad. Quizá solo en su habitación, practicando con la batería. Después surgiría la inquietud de expandirse. El proceso exacto sólo lo sabe Óscar, pero pronto estaría abriendo conciertos y componiendo el material necesario para una primera producción. Apadrinado por Siddhartha como productor, Óscar dio a conocer a Caloncho.
Caloncho es la playa, es el bosque y es la fruta con chile y limón. Como la sombra de una palmera, acompañada de una naranja jugosa en el más brutal de los soles de verano, la música del originario de Sonora pero radicado en Guadalajara, es un dulce remedio para las calamidades de la existencia. Es música para sonreír, para moverse, para tararear y para dedicar. Las tardes de estar echados al sol, en el sillón, en el pasto o en la cama, ya tendrán soundtrack predilecto. Con sólo un EP —atinadamente llamado Fruta (2013, LOV/RECS)— y con los bonitos videos de “Palmar” y “Chupetazos”, Óscar se ha colocado como una de las propuestas de folk más fuertes del país.
La guitarra y la voz de Caloncho parecen hechas para los paisajes con sol, fruta, agua y calor humano. El festival Bahidorá tendrá a un personaje que parece endémico de sus terrenos. Caloncho es un romántico imperdible bajo este marco o cualquier otro.
http://youtu.be/mRysGsPlJJA