Imposible no dar un preámbulo a lo que acompañó este partido durante la semana previa. Estuvimos en el Estadio Azteca, pero quien lo siguió por televisión, sabemos que fue a través de la señal de Televisa. El lunes 1 de abril, los canales de PCTV, empresa de distribución y producción de televisión por cable, se dejaron de transmitir en las filiales de televisión por cable de Televisa, Cablemás y Cablevisión. Esto, aunque pensemos que esté aislado al resultado de ayer y a lo que ocurre en nuestro futbol, estamos equivocados. Porque el deporte nos atañe a toda la sociedad. Así como los medios de comunicación que nos pueden acercar a ello. Como el clásico joven tuvo atentos a bastantes televidentes y aficionados.
No es nada nuevo que la televisión pública de nuestro país ofrezca contenidos que con sus excepciones, no aportan nada a la sociedad. Casi como el futbol que nos ofrece la Liga MX.
La televisión por cable, se ha vuelto una alternativa que pocos tienen acceso a ella. Pero la competencia había permitido acceder a bajos precios a diferentes servidores de cable. Dentro algunos de esos servicios, la lucha por dar apertura a nuevos canales, se había comenzado a lograr. Con la salida de PCTV, en específico de TVC Deportes en el área deportiva, es como volver a empezar a remar. Así como el América lo debe hacer. Regresar a las bases que tomaron Ricardo Peláez de la mano de Miguel Herrera. Volver a empezar. Cimentar y luchar ante las adversidades.
A mitad de semana, “El Piojo” arrojó a un puñado de muchachos ante Estados Unidos que no están ni cerca de emprender el vuelo rumbo a Brasil 2014. Y esos jóvenes que le respondieron ante Nueva Zelanda, hoy no encuentran su mejor nivel bajo el mando de Antonio Mohamed. Claro, nunca fueron unos superdotados de gran futbol. Llámese Juan Carlos Valenzuela, Juan Carlos Medina y Francisco Rodríguez es específico. Los otros cuatro; Miguel Layún, Paul Aguilar, Moisés Muñoz y Raúl Jiménez, tienen segura su habitación doble en Natal, Brasil.
El Estadio Azteca retrató la realidad de ambos equipos. Un conjunto celeste que responde a las ideas, conceptos y credibilidad de un flaco, “El Flaco Tena”. Con un equipo mermado ante la ausencia del mejor central de la Liga MX: Luis Amaranto Perea. Pero con un arsenal envidiable para cualquier rival: Mauro Formica, Joao Rojas, Mariano Pavone y Marco Fabián, con el lujo de tener a Christian Giménez en el banquillo.
Frente a ellos, un excelente técnico pero apabullado por el legado que dejó el ídolo, y hoy convertido, en héroe nacional: Miguel Herrera. Le dejó una base de jugadores engranados, pero también una sarta de obligaciones y conceptos impuestos, que él no comparte. Desde el parado del equipo. Ayer vimos que el primer tiempo, respetó a su ancestro con línea de cinco y el equipo no tenía pies ni cabeza. El segundo tiempo, cuando regresó a sus ideales, con la línea de cuatro, el equipo mostró otra cara. Y si el América aspira a recuperar el semblante y competir en el la liguilla, debe volver a lo que él entiende como fútbol (aquí sí con tilde, ya que el “Turco” es argentino).
El marcador fue justo: dos goles a uno. No fue un Cruz Azul que caminara cómodo en el “Coloso de Santa Úrsula”, pero fue un equipo superior. El América, puso resistencia. Y de la mano de Moisés Muñoz, hizo temblar a los aficionados del Cruz Azul con aquellos fantasmas. Voló de nuevo en el área de Jesús Corona. Un tiro de esquina en el último minuto. El mismo marcador y de nuevo, alcanzó la pelota con la testa. Pero no bastó. Los dioses del “Coloso” lo alejaron del éxtasis. Pero el déjà vu, fue para muchos. Un espasmo de miedo para algunos y de gloria para otros.
Raúl Jiménez, el mejor hombre azulcrema, merece una mención a dos meses del Mundial. Con ese obra de arte que nos regaló para el descuento, por segunda ocasión esculpió esa portería con una casaca verde, recordemos la chilena con la selección mexicana. Ese muchacho tiene cerrado su pasaje al Mundial. Determinación, idea, ganas y futbol, ¿Qué más se puede pedir?
