Afición centralizada: No todo es fútbol.

"El fútbol nos une", pero también segrega. No se trata de conflictos entre distintas aficiones, esta segregación alude a un conflicto político y socio-cultural, así como monetario. La coyuntura deportiva nacional es la necesaria para aprender una lección. El deporte mexicano se encuentra profundamente centralizado. Fútbol, fútbol, fútbol...

...¡Y más fútbol!

...Y en la periferias, el boxeo.

¿Dónde queda la democratización deportiva? ¿Dónde está el apoyo a otras disciplinas? ¿Únicamente las reconocemos cuando se triunfa en otros eventos de carácter universal como los juegos olímpicos o los Panamericanos?

México debe abrir más de un sendero para otros tantos nichos potenciales: el reciente triunfo de la Selección Nacional de Básquetbol en el premundial -donde obtuvieron su pase a España 2014- es una muestra de las posibilidades que México posee en otros ámbitos deportivos. México es de los pocos países que cuenta con béisbol profesional, lo cual podría ser explotado de gran manera; participa en el Clásico Mundial de Béisbol desde que éste debutó en 2006 (tras ser eliminado como deporte olímpico en 2005, lo cual también implica que la profesionalización de una disciplina no es equivalente a su aparición en eventos de carácter universal).

 

Campeones de basquetbol

 

Rechazar la universalidad de una disciplina implica otro nicho de explotación. La charrería mexicana y la lucha libre pueden ser preámbulos de una internacionalización del deporte mexicano, pues al menos el segundo es muy seguido y admirado por gente de otros países.

Saúl Canelo Álvarez fue derrotado por Floy Mayweather en el ring y Víctor Manuel Vucetich se enfrenta ante la posible ausencia de la Selección Mexicana de Fútbol en el mundial Brasil 2014. ¿Entonces México ya no tiene a qué aferrarse? Parece ser que no; mientras que E.U.A. se aferra a la NFL, a la NBA, a la MLB; mientras que Canadá se aferra al lacrosse, al hockey, al rugby, al waterpolo y al curling; mientras que el Reino Unido se aferra al soccer, al rugby, al tennis, al criquet o a la equitación; mientras que Brasil acrecenta el capoeira, el vale tudo y el futvóley; mientras todos estos deportes, México se centra únicamente al fútbol y en la periferia, al boxeo.

 

 

Todos los países mencionados (yo otros más)  poseen un gran mercado -sin implicaciones monetarias- deportivo interno y externo. México no. Tan es así, que incluso dentro de nuestro deporte por excelencia, el fútbol, existen una gran inclinación por las ligas de fútbol internacionales, especialmente en altos sectores. No logramos satisfacer las necesidades de un mercado nacional interno que busca recompensarse a través del deporte internacional: NFL y las ligas europeas de balón pie.

El "fuera Chepo" se convirtió en un reclamo por mejorar nuestro decadente centrismo futbolero. Hemos de caer en cuenta que la dependencia a un único deporte puede resultar desastrosa. Basta imaginar la ausencia de México en las canchas brasileñas del próximo año. No sólo una catástrofe deportiva, sino una desgracia social.

Nuestro fútbol-centrismo divide a una nación que encuentra poco apoyo en una composición deportiva estratificada, monetaria y socialmente. Es necesario ampliar el sector en todos sus nichos potenciales y no concluir con los lamentos de una dependencia insatisfecha e insatisfactoria por igual.

 

Por @Arthnuit_Boba

 

No nos lamentemos

 

 

Concurso: Retiemble el centro en mi tierra

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