30 años sin Buñuel.

Calle. Exterior. Día El Jaibo camina con aplomo  por la calle. Lleva un overol por encima de una camiseta y un mechón  de pelo caído sobre el  ojo derecho. Con su sonrisa orgullosa parece mas duro que los demás.

A 30 años de la muerte de Luis Buñuel se celebran en nuestro país una serie de homenajes y retrospectivas de la obra del oriundo de Calanda por lo que resulta inevitable no escribir estas líneas sobre la relevancia de un director único.

Buñuel es importante por muchas cosas.Además de visionario y provocador fue un verdadero pionero al llevar el surrealismo al cine  para después ser capaz de entender la realidad desde el documental y aterrizarla en muchas de sus ficciones.

Más allá de su grandeza e inteligencia, más allá de todos sus premios y logros, de una carrera llena de demoledoras cintas que denunciaban y sacudían mientras hacían un comentario social, que criticaban y desconcertaban retratando un mundo contradictorio e injusto, para cada admirador de Buñuel siempre habrá una película favorita, una consentida que tendrá un lugar especial.Esa, para mi y sin duda, siempre será Los olvidados.

¿Por qué Los Olvidados? Se me ocurren varias razones.

La primera es que para muchos aprendices de cinéfilo ha sido la puerta de entrada a un universo tan basto y sabroso como el de imaginario buñueliano. Sin embargo, detrás de esta impresión inicial, y agazapados en el interior de un cúmulo de argumentos que asemejan una cebolla formada por capas, están la representación de una realidad social apabullante, el cuestionamiento sobre el papel de las instituciones y, por encima de todo, la incorporación dentro del relato cinematográfico de la dimensión onírica y esperpéntica de los sueños que dialogan de manera innovadora con una narrativa y dirección impecables. Delincuentes juveniles, pederastas, mendigos, madres ausentes y borrachos de pulquería que se contraponen con gallinas, vírgenes y perros en cámara lenta que flotan en un aire imposible de respirar.

En agosto de 2004, en la reunión de la Unesco celebrada en Polonia, el negativo original de Los Olvidados fue nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad en la categoría Memoria del Mundo. Esto ponía a la cinta a la par de obras tales como la partitura original de la Novena Sinfonía de Beethoven, la primera Biblia impresa por Gutenberg, la Declaración de los Derechos del Hombre o las 800 grabaciones originales de Carlos Gardel. Hablando de cine, solo Metrópolis de Fritz Lang, producida en 1927, había alcanzado este honor.

Los Olvidados fue filmada en 21 dias en los Estudios Tepeyac y locaciones de la Ciudad de México. Para ella Buñuel escogió  un reparto un tanto inusual en la industria para la época que combinaba actores experimentados como Stella Inda o Miguel Inclán con intérpretes nóbeles como los adolescentes Alfonso Mejía y Roberto Cobo que terminaron desarrollando una larga carrera en el cine nacional. La película costó 450 mil pesos y Buñuel cobró 2 mil dólares por su trabajo como guionista y director.

Exterior. Basurero. Noche 

Desde abajo del vertedero de basuras vemos aparecer en lo alto a Meche y a su abuelo. Este descarga al burro y toma entre sus manos el cadáver de Pedro. Lo hace rodar por la pendiente. Arriba se ven las dos siluetas del viejo y la niña abrazadas. la cámara hace paneo vertical hasta encuadrar el cielo negro.

Ayer, 30 años después de la muerte de su director volví a ver la película y descubrí que es una gran muestra de que el buen cine no envejece.Una vez más me conmoví con la soledad cruel de El Jaibo y el viejo ciego y la madre de Pedro, la inocencia y vulnerabilidad de Meche, Pedro y El Ojitos, la miopía de una sociedad que parece no haber cambiado o aprendido mucho.

Al volver a verla recordé porqué me gusta tanto Buñuel, porqué el primer programa que hicimos hace poco más de ocho años de El cine y... fue sobre la película y porqué el día que arranqué un proyecto de productora con un entrañable amigo (felicidades Santitos, hoy que es tu cumpleaños) decidimos juntos bautizarla con el nombre de Los Olvidados.

En medio de las celebraciones de los 30 años de la muerte de Luis Buñuel, el mejor homenaje posible es revisitar su cine y compartirlo con quienes no lo conozcan.

Por aquí nos seguimos leyendo.

@elmoremoreno

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