“No dejes que los bastardos te dobleguen”. La distopía poética de The Handmaid’s Tale

“No dejes que los bastardos te dobleguen”. La distopía poética de The Handmaid’s Tale

Cuando vi The Handmaid’s Tale en línea hace medio año, recuerdo que desde que di click al primer episodio no me detuve en toda la noche hasta terminar los diez capítulos completos de su primera temporada a las 4 de la mañana. Nunca antes una serie me había asaltado mental, emocional y sensorialmente de tal forma. He escuchado toda clase de elogios dirigidos a obras televisivas que ya son clásicos modernos como Breaking Bad y Game of Thrones —que jamás me cautivaron al nivel que lo hizo con sus leales fanáticos— e incluso yo mismo me he regocijado con clásicos como Friends y Los Simpsons en un tenor completamente distinto. Pero El Cuento de la Criada, adaptación de la novela homónima de 1985 de la autora canadiense Margaret Atwood, fue una verdadera e intensa revelación desde todas sus aristas.

Su retórica, su valor alegórico, su escalofriante realismo, su cuidada fotografía y sobre todo, su mensaje profundo, emotivo y relevante transformaron aquella noche en una experiencia formidable de arte, palabras e imágenes, que desdoblaron frente a mí una historia de verdadera revolución intelectual, de opresión, dolor, machismo, homofobia y esclavitud, convirtiéndola en el retrato distópico perfecto. Una sociedad del futuro, no muy lejana a la nuestra, donde un grupo radical religioso comete un golpe de estado y convierte a EEUUA en una república opresiva, segregada, dogmática y brutal donde las mujeres pierden sus derechos, individualidad, propiedad privada y hasta su nombre, mientras son segregadas por sus habilidades reproductivas o serviles bajo nombres bíblicos y códigos de color marcados por sus atuendos largos y tiránicos. Una sociedad donde no pueden leer ni libros, ni revistas de belleza, ni siquiera las etiquetas de los productos del supermercado (ahora iconografías sin letras) a donde acuden todos los días como esclavas de un sistema opresor que basa su legislación en los versículos de la Biblia.

El cosmos de este futuro oscurantista de pronto ofrece guiños de segregación y discriminación vigentes y muy parecidos a nuestra propia realidad. En el mundo atroz concebido por Atwoodlesbianasgays y transexuales son conocidos como “traidores de género” y son condenados a muerte. Las mujeres rebeldes o estériles que no pertenecen a las altas esferas son exiliadas a Las Colonias, donde la extrema contaminación y la inmundicia se convierten en sus verdugos. Las “Tías“, que en este caso son peores que las que mandan Piolines por Whatsapp, son las mujeres mayores, crueles y conservadoras que como peones de Gilead, la nueva república, sirven de cruentas y sádicas institutrices que adoctrinan a las mujeres cautivas y pecadoras bajo el nuevo régimen. Las “Martas” son aquellas que con sus habilidades domésticas y mansedumbre se salvaron del destierro (y la muerte) y hoy son las sirvientas de los hogares del poder. Y en medio de éstas y más castas bíblicas que determinan el escalofón de esta nueva sociedad, emergen las Criadas, mujeres jóvenes y fértiles que han recibido el indulto por sus vejaciones y libertinaje y hoy son elegidas como los vientres que engendrarán a los hijos de los mandatarios de Gilead en un mundo plagado por la infertilidad. Y aquí, su protagonista Offred (literalmete Of Fred, “de Fred”, su comandante) sirve como narradora de las inclemencias políticas, sexuales y psicológicas de su nueva realidad, en busca de su liberación.

Pero The Handmaid’s Tale es mucho más. Donde su novela original es poética, con exquisita prosa y aguda creatividad, la serie es dramática, ágil, llena de suspenso, con encuadres pulcros, fidelidad a su materia de origen y actuaciones que han arrasado en todos los premios reconocidos. Desde los Emmy hasta los recientes Golden Globes. Su primera temporada empieza y termina donde la novela lo hace. Por ello, el anuncio de su segunda temporada despertó inquietud y entusiasmo entre nosotros, sus fanáticos. ¿Cómo el equipo creativo detrás de esta pieza de arte podrá evolucionar y avanzar la historia de la Criada rebelde? ¿Cómo podrán alcanzar la genialidad y los matices de la prosa magistral de Margaret Atwood? Apenas hace 2 días se reveló el primer avance de la segunda temporada y sin duda luce prometedor.

Cuando hablé de The Handmaid’s Tale con la gente que me rodeaba, sólo una persona tomó en serio mi fascinación por esta proeza creativa. Hoy a cada paso y a cada certamen de premiación, se enaltece con gloria sin igual y se convierte en una de las producciones más galardonadas. Sin duda, no tardará mucho en despuntar su popularidad también en nuestro país.

En una época donde el feminismo cobra tantos matices y opiniones, donde el clima político es efervescente y los sectores conservadores y de ultraderecha cobran poder, el discurso concebido por su autora hace más de 30 años se vuelve espeluznantemente actual. A unos meses de estrenar su segunda temporada, vuelvo a esa noche en que ni dragones, ni mundos medievales cautivaron mis sentidos; sino la historia escalofriante, vigente y relevante de unas mujeres vestidas de rojo que con nada más que su voluntad y su entereza desafiaron el régimen del silencio, el sometimiento y la discriminación. Nolite te bastardes carborundorum.

¡Aún estás a tiempo de comenzar a verla!


Sigue a Aleks Phoenix aquí

8 razones para ver a Rhye en vivo

8 razones para ver a Rhye en vivo

Los riffs acelerados del Motörhead: Fast Eddie nos dejó

Los riffs acelerados del Motörhead: Fast Eddie nos dejó