10 letras de Bob Dylan que tienes que leer. Sí, leer.
El 13 de octubre de 2016 se anunció que Bob Dylan era el acreedor al Premio Nobel de Literatura. Independientemente de que siempre habrá detractores ―en este tema o en cualquiera―, sus palabras inspiran a la reflexión y su temática está cargada de dardos venenosos dirigidos a la política, a un falso sueño americano y a la religión. Aquí te presentamos una modesta selección de 10 temas, en medio de un océano de letras sagradas e influyentes.
"Ballad of Hollis Brown" (The Times They Are A-Changin', 1964): Todo este álbum tiene letras muy fuertes, pero en medio de grandes reflexiones y poesía, ésta destaca ―no sólo de las demás en el disco, sino de su obra completa― por su crudeza y tono directo. Hollis Brown vive en las afueras del pueblo con su mujer y sus cinco hijos. Un día, desquiciado por el desempleo, la miseria y su impotencia para mantener a su familia, gasta su último dólar en siete balas y mata a su familia, incluyéndose a él. Pum.
"Subterranean Homesick Blues" (Bringing It All Back Home, 1965): "Johnny está en el sótano mezclando las drogas". Así comienza uno de los clásicos en la historia del rock 'n' roll, que combina una serie de referencias, como Jack Kerouac (poeta de la generación beat), Woody Guthrie (músico folk de los 40) y Chuck Berry (pionero del rock 'n' roll). Todos ellos fueron nombres y corrientes que influyeron en gran medida las letras de Dylan.
"Jokerman" (Infidels, 1983): Dylan (Zimmerman) era judío y se convirtió al cristianismo. Después de una trilogía de música cristiana impregnada de góspel, en 1983 regresa con Infidels (infieles) ―producido por Mark Knopfler―, en el que critica con renovada fuerza a la política, el populismo y el fanatismo religioso. En "Jokerman" hay menciones a libros bíblicos (Levítico, Deuteronomio), y a lugares fatídicos como Sodoma y Gomorra, en medio de un panorama "dylanesco"; ambientado con bombas molotov, esculturas de Miguel Ángel, predicadores y cazadores.
"Blowin' in the Wind" (The Freewheelin' Bob Dylan, 1963): Perdón, se ha escuchado hasta el cansancio, pero ésta tiene que estar en la lista. Cada párrafo representa tiempo y paciencia: "los mares que debe volar una paloma antes de caer rendida, contra las veces que deben volar las balas de cañón antes de ser prohibidas". Tal vez la evolución hará que tomemos conciencia, pero ¿cuándo? La respuesta está en el viento.
"The Ballad of Frankie Lee and Judas Priest" (John Wesley Harding, 1967): Esta canción debe ser incluida en cualquier lista que se haga de cualquier tema, por la simple razón de que la banda más emblemática de heavy metal tomó su nombre de ella. Por otro lado, y respecto a la letra, se trata de una fábula con moraleja, en la que Frankie Lee (un jugador con deudas) debe luchar contra las tentaciones que le pone delante su amigo Judas Priest: dinero, casas, mujeres… incluso el Paraíso.
"Not Dark Yet" (Time out of Mind, 1997): Esta composición que devela a un hombre de edad avanzada es representativa del desencanto que caracteriza a las canciones de este álbum. El mundo se está acabando, no está oscuro aún, pero ya casi. Este disco fue reconocido en los Grammys de 1998 con tres premios, incluido el de "Álbum del año". Cabe resaltar que, en esa entrega, también "One Headlight" —de su hijo Jakob— recibió un premio.
"Like a Rolling Stone" (Highway 61 Revisited, 1965): Una mujer de sociedad venida a menos. Su orgullo, dinero y status han desaparecido. Ahora es tan solo una piedra rodante, sin hogar y sin rumbo; una completa desconocida. Escrita en medio de plena época psicodélica, los años del "peace and love", sus palabras llaman la atención por su tono sarcástico y ofensivo, distanciadas de la tendencia armónica del momento.
"Idiot Wind" (Blood on the Tracks, 1975): Otro viento que sopla, pero en tono de insulto: "cada vez que abres la boca sopla un viento idiota, me sorprende que aún sepas cómo respirar". A estas alturas, nuestro querido Robert estaba tronando con su esposa Sara (madre de Jakob, el de los Wallflowers) y se dice que las letras del álbum tienen un tono autobiográfico. Sin embargo, Dylan dice que no, que se inspiró en los textos de Anton Chejov...casualmente. Si al lector le divierte este estilo de insulto, le recomendamos también "Positively 4th Street".
"Visions of Johanna" (Blonde on Blonde, 1966): Como ya dijimos, Dylan tiene reflexiones políticas y sociales brillantes, pero, ¿por qué no incluir su lado lírico? Esa poesía evocadora de imágenes enigmáticas que pueden prestarse a mil interpretaciones: ¿quién era Johanna?, o mejor dicho: ¿qué representa? De acuerdo al crítico musical Andy Gill, en su libro Classic Bob Dylan, 1962-1969: My Back Pages, Johanna simboliza la visión ideal de la perfección que busca el autor. Ilusoria y fugaz, como una visión. Este tema fue incluido en 2004 en la lista de la Rolling Stone de las 500 mejores canciones de todos los tiempos.
"Sugar Baby" (Love and Theft, 2001): "Sugar Baby" no es en realidad una mujer, sino una sociedad que avanza y puede ser funcional, aún sin amor. La gente se queja y se manifiesta por numerosas causas, vive instalada en una nostalgia vacía, percibe la felicidad como un estado fugaz… pero no hay amor. Es decir, la principal promesa del cristianismo al que se había convertido Dylan, era un mito. La lucidez y el carácter imperecedero de la pluma de Dylan logran que sus letras permanezcan vigentes en cualquier época. Es notable que este álbum del siglo XXI ―producido por Daniel Lanois― fue extraordinariamente bien recibido por la crítica.